Padre Sabino

Durante mi estancia en Brasil, durante el mes de febrero, entre las personas que conocí y los amigos que hice estaba el Padre Sabino, italiano. Llevaba treinta y algunos años en Madre Louisa, un barrio pobre y marginado de Natal, en el estado de Rio Grande do Norte. “Su mano se ve por todas partes; levantó escuelas, hizo dispensarios, puesto de salud, jardines materno-infantiles”, me dijeron profesores de la Universidad de Natal, quienes me llevaron hasta él. Con él y con alguno de sus ayudantes, pude visitar algunas de estas obras.
Se murió en Italia en donde estaba pasando unos días de vacaciones con su familia. A Italia había llegado desde Alemania a donde había ido para presentar proyectos a organizaciones alemanas que pagan la realización de proyectos llevados a cabo en países como Brasil. Hablaba de su gran obra con toda naturalidad, como quien habla de la lluvia. “Es gracias a las ayudas que nos llegan fundamentalmente de Alemania que podemos hacer lo que estamos haciendo”, me dijo en alguna de las ocasiones en que me regaló su tiempo y su charla.
He recibido varias comunicaciones de Natal dándome la noticia. Todos mis comunicantes valoran en los más altos términos la labor del P. Sabino quien, desde el primer momento de nuestro encuentro, llamó poderosamente mi atención por su gentileza, su humildad, su entrega a la misión. Descanse en paz, mi admirado Padre Sabino, quien entrego su vida a los más pobres del mundo.
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