¡Por favor, señores políticos!, retiren los animales de Las Ramblas pero dejen a las prostitutas menores de 18 años. En todo caso, abran puertas traseras a los burdeles por las que salgan y entren las prostitutas aunque los clientes entren por las de siempre. Lo importante es lo que se ve, no lo que realmente pasa. Los turistas sólo ven lo que les ponen delante porque están de paso y no tienen tiempo para mirar. Los que vivimos aquí, aunque no nos guste, nos aguantaremos en aras de la imagen de nuestros políticos. ¡A sus ordenes, Señores!