Recovecos imprecisos

Los últimos penachos de niebla saltan de risco en risco como las cabras allá en la cima del último monte, escalón para el otro monte que está más allá para nosotros y más acá para los habitantes del otro valle que están viendo el mismo atardecer y mañana verán el mismo amanecer que nosotros. Los cuervos, hablando entre ellos, pasan volando a ras de los tejados anunciando nieve, la nieve del cuco dice la gente. Los aullidos de los perros anuncian que algo puede pasar, un no sé qué que inyecta incertidumbre en los recovecos imprecisos del alma. Los pensamientos, en esta tarde indiferente e indolente, se pierden como la lluvia en el mar.

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