Todos los carnavales, el mismo carnaval

El 2 de febrero es el día en que, segunda tradición europea, el oso sale de su madriguera para observar la luna. Si es luna llena, el carnaval no tendrá lugar hasta cuarenta días más tarde y vuelve a esconderse; si está oscuro ya se queda. El carnaval es por definición la última luna llena de invierno. Al mismo tiempo que emergen las simientes, los habitantes del otro mundo salen de sus lugares de residencia e invaden el espacio urbano, lugar de residencia de los de este mundo. Los enmascarados disfrutan de la misma libertad que disfrutan los del otro mundo; mejor, los enmascarados son seres del otro mundo por eso pueden hacer lo que hacen. Los únicos límites a la libertad en estos días son los de la imaginación. El Carnaval es la desestructuración del orden establecido, el caos organizado. El ser humano se siente prisionero de las limitaciones de su naturaleza y durante el carnaval vive como si no hubiera límites. Todos los carnavales son el mismo carnaval. Su origen es tan antiguo como el culto a los antepasados. Las chirigotas, las carrozas anticlericales y críticas con la política, no son más que una expresión de libertad.
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