Hablando con un amigo me decía que la abstención muéstra el conformismo con el funcionamiento de las cosas”. Le contesté: “Es el mismo caso que el de los católicos no practicantes; algunos no van a la iglesia por desidia pero otros no van porque los curas les repatean”. Algunos abstencionistas lo son por comodidad y por desidia pero otros no van para decir a los políticos que se vayan, que ya está bien, que su farsa no nos interesa, que estamos hartos. “Pues que voten en blanco”, decía mi amigo. No, no votar es mucho más radical que votar en blanco. Un amigo político me dijo: “A pesar del abstencionismo, seguimos mandando en todos”. “Aquí está la clave”, le dije. “En el fondo la participación ciudadana sólo os interesa en la medida en que la necesitáis para seguir viendo de la política”.