Un chofer de una de una emisora de televisión que me esperaba en un aeropuerto para llevarme al plató me dijo: “El otro día me tocó venir a recoger a una estrella emergente del firmamento de la canción. Lo esperaba con un cartel porque ni él me conocía a mi ni yo o conocía a él. Cando nos reconocimos me pidió que le cogiera la maleta. Cuando le dije: `Soy un chofer no un mozo de estación´ le pareció fatal. Algunos de estos se creen que han tocado el techo del mundo y que los demás estamos bajo sus pies”. Y continuó diciéndome: “A muchos de estos personajes del mundo de la farándula les pasa como a los futbolistas que se creen dioses porque patean bien un balón”. Yo le comenté: “Todos somos un poco responsables de su comportamiento”. “Nadie tiene las manos limpias” concluyó él.