Carta a los presbíteros católicos que ya no ejercen el ministerio sacerdotal Ignacio Puente Olivera: "Hemos sido llamados a vivir en plenitud esta doble sacramentalidad"

Ignacio Puente Olivera
Ignacio Puente Olivera

"Vamos mendigando una palabra, una sonrisa, una oreja, incluso una reprimenda si esta hace falta, de quienes deberían ser nuestros pastores y padres"

"El sacerdocio imprime carácter, Dios no se desdice nunca y su amor es eterno, uno no puede no ser el que es"

"La Iglesia nos “dispensa” del ejercicio del ministerio. No nos des-ordena, no puede incluso si quisiera"

"Dispensados nos casamos y Dios vuelve a no desdecirse y nos regala el desafío de la santidad en la vivencia plena del amor conyugal"

Ignacio Puente Olivera, discípulo y amigo del cardenal Bergoglio, quien le ordenó presbítero para la arquidiócesis de Buenos Aires y le recibió con alegría cuando pasó, ya retirado del ministerio, a saludarlo en el Vaticano convertido en el papa Francisco, dirige una carta a los presbíteros católicos como él y que ya no ejercen el ministerio sacerdotal.

Amigos sacerdotes, dispensados o en proceso de dispensa, les mando un escrito que escribí para mi y que en general no se lo envío a nadie pero esta vez me gustaría ver qué les resuena a ustedes, no se me enoje nadie, ni se sienta atacado era más un poner por escrito algo que vengo pensando y rezando...

padre Nacho Puente

No pretendo dar catedra, ni siquiera consejo, solo acercar mi parecer y vivencia. Los que hemos sido llamados a vivir en plenitud esta doble sacramentalidad no encontramos lugar ni pertenencia. Vamos mendigando una palabra, una sonrisa, una oreja, incluso una reprimenda si esta hace falta, de quienes deberían ser nuestros pastores y padres. La mayoría de las veces solo encontramos ignorancia. Ignorancia en sus dos acepciones: de los que nos ignoran y de los que ignoran nuestra vida, realidad y vocación. No se confundan, no critico a nadie… solo hablar de una realidad a corazón abierto.

No somos Laicos, intentar serlo es como pedirle al gato que ladre como un perro. Esto no se trata de “mayor/menor” o “superior/inferior” se trata simplemente que cada uno pueda llevar a la plenitud en el seno de la Iglesia aquello que es.

En 2003 fue ordenado por Bergoglio

El sacerdocio imprime carácter, Dios no se desdice nunca y su amor es eterno, uno no puede no ser el que es. Pedirnos a nosotros que no busquemos la forma de vivir lo mas plenamente posible lo que somos es como pedirnos que no seamos santos, que el “pecado” de nuestra infidelidad puede mas que su Gracia. Y eso simplemente no es verdad. Incluso la Iglesia lo reconoce cuando nos “dispensa” del ejercicio del ministerio. No nos des-ordena, no puede incluso si quisiera. Solo nos “dispensa” de las obligaciones propias del ejercicio ministerial entendido solo limitadamente, como la misma Iglesia lo reconoce.

Nacho y Mariana el dia de su matrimonio

Dispensados nos casamos y Dios vuelve a no desdecirse y nos regala el desafío de la santidad en la vivencia plena del amor conyugal. Bendita tarea! Ya no nos alcanza con vivir plenamente nuestro ser sacerdotes sino que esta vivencia se queda corta si no lo hacemos viviendo plenamente nuestro amor conyugal y familiar. Vaya confianza la de este Buen Dios! Vaya tarea la nuestra! Mucho discernir, mucho rezar, mucho hacerlo presente para que su intervención nos impulse y muestre los caminos. Somos plenamente curas, somos plenamente esposos y padres. Solo posible con su Gracia.

Nacho con su esposa Mariana y sus hijos

Confieso que me incomoda el que se anda quejando y proyectando sus mambos a los demás. Nuestra Iglesia está lleno de ellos “los incomodos”: laicos que quieren ser curas, monjas obispo y curas vaya a saber uno que! Y así los que hemos sido llamados a esta doble sacramentalidad corremos el riesgo de poner el carro delante del caballo: que si podemos celebrar misa o no al “yo hago lo que quiero”, de demandar de todo al obispo de turno al armar una iglesia católica a su medida, el que quiere concelebrar la misa con su mujer o reducirla a florero, etc etc etc. Agotador.

Todas excusas para no intentar, junto a Jesús, vivir plenamente esa doble sacramentalidad a la que fuimos llamados por El. Y para eso hace falta pararnos hoy en el punto en que estamos con verdad: somos curas dispensados, o en camino de serlo, del ejercicio del ministerio, algo que está más en el orden del hacer que del ser. Y somos hombres casados, esposos y muchas veces padres. Debemos transitar y descubrir esta verdadera espiritualidad especifica de esta vocación y ponerla al servicio de la Iglesia, lo reconozca esta o no.

Nuestra doble sacramentalidad es un Don, y como todo Don no es para andar enterrándolo. Hay que llevarlo a que de fruto! ¿Cómo? Como lo vayamos discerniendo con Jesús, pero con la plena convicción de lo que somos y de la tarea que se nos encomienda.

Francisco y Nacho Puente

¿Y la Iglesia? Y como siempre hace lo que puede. Si si es cierto, nos lo hace difícil, pero yo no puedo escudarme en ella para no ser el que soy. Ella tiene sus tiempos y sabrá Jesús cuanto tendrá que transcurrir para que ella vuelva a mirarnos a la cara. Mientras tanto esa deficiencia o pecado de la Iglesia se vuelve en nosotros parte del camino y vocación. Y así como el cura cuadripléjico, que no puede ejercer el ministerio, no pierde ni un milímetro su plenitud sacerdotal al recrearla nosotros tampoco. ¿No podemos celebrar la misa? ¿tampoco confesar ni dar la unción? lo que somos no nos lo da lo que hacemos si no algo mucho más profundo que nadie nos podrá arrebatar, ni limitar.

en sus años de ministerio sacerdotal

Estamos llamados a la santidad, estamos llamados a la plenitud. Estamos llamados a vivir nuestra doble sacramentalidad por el mismo Jesús. Ya la Iglesia encontrara donde ponernos o ubicarnos y encontrara la forma de hacernos parte. Mientras tanto el desafío es dejar que el espíritu obre en nosotros, dejar “que Jesús nos escriba la vida” y nos lleve a donde Él quiere. Hagámonos cargo de nuestra fe y de nuestra vocación. Cuando dejemos de demandar y vivamos en plenitud lo que somos nos van a venir a buscar. ¿Y si nunca lo hacen? Nosotros vivimos para Jesús, si si en la Iglesia, pero para El. El es nuestra recompensa y camino. El resto será por añadidura o no.

¿Pero si Jesús nos convocó a seguir este camino, con esta Iglesia y en este tiempo… vamos a dejarlo solo porque no tengo el reconocimiento que yo creo merecer? ¿Y si esa falta de reconocimiento y “lugar” que demandamos o añoramos son parte del camino que Él nos invita a recorrer con Él? Confieso que cuando me encuentro en el lugar de la demanda, de la queja, de la búsqueda institucional de lugar me siento incomodo, con “mal gusto”, como traicionando el camino/Jesús que El eligió para mí. Como entrando a los codazos para llegar a los primeros lugares de la sinagoga cuando Jesús para mi está en el fondo.

No es que no valore los grupos de referencia o las federaciones que luchan por esto y lo otro sino que me gustaría que más que una carta al Papa o al sínodo o al obispo o al cardenal eminentísimo de turno habláramos de cómo vivimos, sufrimos, reímos, rezamos, lloramos, amamos, nos equivocamos y nos reinventamos para volver a encontrarnos con Jesús caminando esta vocación a la que Él nos invita a acompañarlo.

Nacho Puente Olivera

Argentina

En este mismo blog, el 3 de febrero de 2025, Ignacio Puente compartió su historia de vida y su amistad con el papa Francisco.

https://www.religiondigital.org/el_blog_de_dumar_espinosa/Bergoglio-papa_Francisco-Nacho_Puente_Olivera-Buenos_Aires-Argentina_7_2757394235.html

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