Caminando a otro mundo posible



2_ La crisis del capitalismo

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El autor que, en primer lugar, ha profundizado en el estudio de la crisis como consecuencia del desarrollo del modo de producción capitalista ha sido Marx. Los autores clásicos que le precedieron y los neoclásicos que fueron posteriores negaban que las crisis sean el resultado del modo de funcionamiento del capitalismo. Para estos autores pertenecientes a estas escuelas, las crisis son provocadas por influencias externas (como por ejemplo errores en la política económica, las guerras o acontecimientos no previstos)pero no porque el sistema las genere.

Frente a estos planteamientos, Marx y sus discípulos intentaron demostrar que las crisis surgen del propio modo de producción capitalista y que un capitalismo exento de crisis es imposible. No obstante, aunque Marx analiza en sus obras y numerosos escritos las crisis, no tiene un tratado sistemático sobre ellas y no llega a expresar una teoría coherente sobre las mismas.

Las observaciones sueltas que hace le conducen a plantear diferentes causas que las pueden producir, lo que ha dado lugar a que entre sus seguidores no haya un acuerdo a la hora de establecer los factores determinantes que las provocan. De manera que, algunos autores la explican como resultado de la evolución de la tasa de ganancia y la tendencia a que sea decreciente. Otros ponen el énfasis en la anarquía del mercado y desproporcionalidad que puede darse entre los diversos sectores y empresas. Otros ponen el acento en el subconsumo. He realizado una síntesis de todo ello en mi libro Berzosa, C. y Santos, M. (2000).

Sin entrar en estas controversias lo que es importante destacar a la hora de entender la crisis actual es que el capitalismo se basa en la acumulación de capital incesante y en la producción creciente de mercancías. La producción de plusvalía es una condición necesaria pero no suficiente, ya que hay que conseguir que se realice, para lo que hace falta una demanda solvente.

La Producción de mercancías y la acumulación de capital pueden provocar una sobreproducción y sobreacumulación por falta de demanda solvente.


La crisis tiene su origen en esta
sobreproducción. Con anterioridad a
al estallido y para evitar el
descenso de la actividad económica
que puede acabar en recesión y
depresión se buscan mecanismos que
contrarresten esta tendencia. En
las últimas décadas esto es lo
que explica la expansión de las
finanzas para estimular la
demanda y la rentabilidad. La
globalización es una consecuencia
también de todo ello. La fase del
capitalismo de la últimas décadas
ha sido una forma de ello.
La izquierda
transformadora se
encuentra en una
fuerte contradicción: el
capitalismo es un freno
para el avance social pero
no hay recambio al sistema

ni dar salida a la crisis de los setenta y de encontrar nuevas formas de rentabilidad del capital. Estos mecanismos lograron un nuevo cremiento y un periodo de auge, aquque muy desigual, pero también se gestaron en su seno las semillas que condujeron a su final.

Lo que hay que comprender, por tanto, es que nos encontramos ante la crisis dentro de un sistema que las genera y que tiene sus propias limitaciones en la expansión del capital. Por tanto, es una crisis del capitalismo, lo que no quiere decir que no haya salidas dentro del sistema tal como ha sucedido en otras ocasiones. De hecho Keynes dio una salida al sistema en la Gran Depresión de los treinta, que supuso acabar con las creencias anteriores sobre la adecuada asignación de los recursos vía mercado. Estas proposiciones teóricas junto a la realizada por otros economistas, como Kalecki, fue lo que impulsó la economía mixta de la posguerra hasta los años setenta.

La salida de la situación actual dependerá de las luchas sciales y de la capacidad de oponerse al capital que aprovecha la ocasión para restructurar el aparato productivo y de consumo en su propio beneficio. Esto es lo que está sucediendo en la actualidad con las políticas de ajuste y recorte a los derechos de los trabajadores.

La forma de contener estas ansias insaciables del poder económico es con movilizaciones ciudadanas pacíficas y democráticas que deben venir acompañadas de alternativas políticas posibles para avanzar en las reformas económicas y sociales. La izquierda transformadora se encuentra en una fuerte contradicción, pues, por un lado, el capitalismo es un freno para el avance social y más aún en la fase en la que nos encontramos, pero, por otra parte, no hay recambios al sistema, sobre todo en el hundimiento del socialismo real y la dirección que ha tomado la economía china.

Los partidos socialistas, que en otros tiempos se caracterizaron por impulsar reformas dentro del sistema, se han ido haciendo partícipes de esta evolución de la economía de las últimas décadas. De la socialdemocracia se ha pasado al socialismo liberal. Ahora es prisionero de esa falta de ideología y se muestra incapaz de dar respuestas alternativas a la crisis de las que se están dando.

El dilema que se plantea es si realmente hay otra forma de capitalismo, como lo hubo en otro momento histórico, que no sea el de libre cambio que predomina actualmente. Pero antes de ello conviene analizar la naturaleza del sistema en la fase del fundamentalismo de mercado.

Ver: Carlos Berzosa, Los responsables de la crisis y la alternativa para una economía al servicio de "los de abajo".
En Iglesia Viva 253
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