¿Hablamos de Dios? 2
Durante siglos se ha ejercido la teología en clave de abogacía, según la conocida crítica de Unamuno. Había que partir de unos dogmas dados de antemano que el teólogo tenía que defender a toda costa. Hoy después del C. Vaticano II y de la teología política y de la liberación, se vuelve a la historia que viven los hombres-mujeres en la que se revela el Dios bíblico y cristiano con preferencia a otros lugares.
La atención a los signos de los tiempos, una expresión acuñada por el Papa Juan XXIII, conlleva una ampliación del concepto teológico tradicional. De ahí que podamos hablar hoy de Ortega o Antonio Machado y muchos otros como teólogos. Yo, atribuyéndome la defensa de Ortega que conozco mejor, uso sus mismas palabras para decir a los que velan por la teología: sea hospitalaria nuestra inteligencia y enseñémosla a alegrarse cuando a nuestra puerta llame un extraño o una idea con que no contábamos.
A la falta de visión y a la pereza mental cerrada a toda creatividad que ha tenido la teología escolástica y todo el que se opone a ampliar el campo teológico, Ortega le diría: “La inercia puede inducirnos a contentarnos con el trozo de vida que nos es habitual, porque nos hace creer fácilmente que no hay más realidad que la presente a nuestros ojos. De esta inclinación debe huir quien aspire a hacer de sí un instrumento de humanidad”.
Incluso podemos decirles a estos acaparadores de Dios que “Dios también es asunto profano”, o que no hay cosa en el orbe por donde no pase algún nervio divino. Dice asimismo: no es tiempo ya de seguir oponiendo religión y ciencia, porque el hombre de hoy está llamado a superar estas antítesis: nuestra época aspira a la integración de los opuestos y no a la exclusión.
Un ejemplo de este acaparamiento de Dios se revela en unas declaraciones del arzobispo emérito de Pamplona, Fernando Sebastián, en las que hablaba de la incompatibilidad de ser socialista y cristiano. Esto llevó a José Bono, actual presidente del Congreso a proponerle un encuentro con él y otros socialistas para demostrar a los obispos que quisieran asistir que hay cientos de miles de españoles de izquierda que son “cristianos cabales” y que no se sienten “acogidos” por la jerarquía eclesiástica.
El encuentro con cuatro obispos se realizó en una casa de las Madres Javerianas en Galapagar. Bono dijo: “¿Cómo que no se puede ser cristiano y socialista? Aquí estamos y sin problemas de identidad”.
Junto monseñor Sebastián asistieron el obispo de la Seo d’Urgel, el de Ciudad Rodrigo (Salamanca) y el de La Rioja. Entre los socialistas estaban el presidente de la Junta de Extremadura, Alejandro Fernández Vara, se quejó de que la Conferencia Episcopal “no tiene en cuenta la pluralidad de la sociedad y sólo representa a la derecha y a la extrema derecha”. También estaba Juan Francisco Rodríguez, coordinador de Cristianos Socialistas y su antecesor Carlos García Andoín. El último dijo a los obispos:
“Ha habido un cambio de valores, social y cultural en la sociedad española que vosotros no asumís”. De la Rocha, cercano a la Teología de la Liberación, y Pérez Tapias, ligado a la izquierda clerical en torno a la revista Éxodo y el socialista vasco Oscar Seco defendieron ante los prelados la distinción entre principios morales y “principios legales” para toda la sociedad. Se trataron también otros temas, como el aborto, matrimonios homosexuales y la asignatura Educación para la Ciudadanía y después de asistir a una misa quedaron en volver a hablar.
La atención a los signos de los tiempos, una expresión acuñada por el Papa Juan XXIII, conlleva una ampliación del concepto teológico tradicional. De ahí que podamos hablar hoy de Ortega o Antonio Machado y muchos otros como teólogos. Yo, atribuyéndome la defensa de Ortega que conozco mejor, uso sus mismas palabras para decir a los que velan por la teología: sea hospitalaria nuestra inteligencia y enseñémosla a alegrarse cuando a nuestra puerta llame un extraño o una idea con que no contábamos.
A la falta de visión y a la pereza mental cerrada a toda creatividad que ha tenido la teología escolástica y todo el que se opone a ampliar el campo teológico, Ortega le diría: “La inercia puede inducirnos a contentarnos con el trozo de vida que nos es habitual, porque nos hace creer fácilmente que no hay más realidad que la presente a nuestros ojos. De esta inclinación debe huir quien aspire a hacer de sí un instrumento de humanidad”.
Incluso podemos decirles a estos acaparadores de Dios que “Dios también es asunto profano”, o que no hay cosa en el orbe por donde no pase algún nervio divino. Dice asimismo: no es tiempo ya de seguir oponiendo religión y ciencia, porque el hombre de hoy está llamado a superar estas antítesis: nuestra época aspira a la integración de los opuestos y no a la exclusión.
Un ejemplo de este acaparamiento de Dios se revela en unas declaraciones del arzobispo emérito de Pamplona, Fernando Sebastián, en las que hablaba de la incompatibilidad de ser socialista y cristiano. Esto llevó a José Bono, actual presidente del Congreso a proponerle un encuentro con él y otros socialistas para demostrar a los obispos que quisieran asistir que hay cientos de miles de españoles de izquierda que son “cristianos cabales” y que no se sienten “acogidos” por la jerarquía eclesiástica.
El encuentro con cuatro obispos se realizó en una casa de las Madres Javerianas en Galapagar. Bono dijo: “¿Cómo que no se puede ser cristiano y socialista? Aquí estamos y sin problemas de identidad”.
Junto monseñor Sebastián asistieron el obispo de la Seo d’Urgel, el de Ciudad Rodrigo (Salamanca) y el de La Rioja. Entre los socialistas estaban el presidente de la Junta de Extremadura, Alejandro Fernández Vara, se quejó de que la Conferencia Episcopal “no tiene en cuenta la pluralidad de la sociedad y sólo representa a la derecha y a la extrema derecha”. También estaba Juan Francisco Rodríguez, coordinador de Cristianos Socialistas y su antecesor Carlos García Andoín. El último dijo a los obispos:
“Ha habido un cambio de valores, social y cultural en la sociedad española que vosotros no asumís”. De la Rocha, cercano a la Teología de la Liberación, y Pérez Tapias, ligado a la izquierda clerical en torno a la revista Éxodo y el socialista vasco Oscar Seco defendieron ante los prelados la distinción entre principios morales y “principios legales” para toda la sociedad. Se trataron también otros temas, como el aborto, matrimonios homosexuales y la asignatura Educación para la Ciudadanía y después de asistir a una misa quedaron en volver a hablar.