Marx y la Biblia
3 Marx y la Dialéctica
Marx coincide con Pablo en la intuición de la realidad del mal
que el pecado y la injusticia forman una estructura orgánica omnicomprensiva y omnipervalente. Pablo llama kósmos a esa totalidad. Marx la llama capitalismo
Pero si el marxismo no reconoce que el capitalismo es extremación y ahondamiento de la opresión que ya le era inherente desde tiempos bíblicos a la civilización humana, está negando la dialéctica y atribuyendo el nacimiento del capitalismo a causas exteriores, exactamente como lo haría la metafísica o el materialismo mecanicista.
Y si Mao Tse Tung pregunta: ¿Por qué la revolución china puede evitar un futuro capitalista y ligarse directamente al socialismo, sin seguir el viejo capítulo histórico de los países occidentales, sin pasar por el período de la dictadura burguesa?(Cf.Sobre la contradicción, en Cuatro tesis filosóficas. Buenos Aires 1969, 84), es precisamente porque la estructuración de la injusticia en civilación totalizada ya existía antes del capitalismo.
Y en el Manifiesto comunista Marx mismo afirma:
La sociedad burguesa moderna, salida del desplome de la
sociedad feudal, no ha abolido las oposiciones de
clases.
Nuevas formas de lucha, en lugar de las antiguas.
Ahí mismo, contra los legitimistas o promotores del "Socialismo feudal" argumenta así:
Cuando los feudales demuestran que su manera de explotación no se parecía a la explotación burguesa, olvidan
simplemente que ellos explotaban en condiciones y circunstancias del todo diferentes y hoy caducas. Cuando demuestran que bajo su régimen el proletariado moderno no existía, olvidan simplemente que la burguesía moderna fue un necesario rebrote del orden social feudal.
Que la estructuración "civilizatoria" de la opresión no remonta solamente al orden medieval, es la tesis de Marx al mero principio del Manifiesto: "La historia de toda sociedad hasta hoy sida es la historia de los antagonismos de clases. Es, pues, puro dogmatismo mecanicista propio de "concepción del mundo" y no de pensamiento dialéctico, el afirmar que antes del capitalismo no era posible descubrir la organicidad totalitaria de la civilización humana para la opresión, y que, por tanto el determinismo de la historia le depara a Marx el mérito de tal descubrimiento.
Lo que ese dogma quiere es absolutizar adialécticamente el factor económico, pero tropieza sin remedio con el problema del origen de la acumulación primitiva del capital en unas cuantas manos, sin la cual el sistema capitalista como tal no pudo empezar a existir.
Como dice muy bien Calvez, "una vez adquirido el capital, la explotación se lleva a cabo de conformidad con un mecanismo establecido. Pero para la adquisición del primer capital hay que poner a punto el mecanismo. ¿En nombre de qué se hace, sino por una voluntad de poder personal que, al tomar apoyo en el desarrollo de fuerzas productivas nuevas, no por ello deja de constituir una lección que no estaba determinada?"
La posibilidad de estorsionar la plusvalía estaba dada en el hecho llamado mercancia, en el hecho de la economía mercantil y en el dinero, pero la posibilidad a la decisión de aprovechar esa posibilidad hay mucha distancia. Las palabras mismas de Marx excluyen el determinismo económico de sus adialecticos seguidores:
En los anales de la historia real han sido la conquista,
el esclavizamiento, la rapiña a mano armada, la ley de la
fuerza bruta, las que han triunfado siempre. En los manuales
beatos de economía política, por el contrario, es el idilio
el que ha reinado siempre. Al decir de ellos, nunca hubo,
exceptuando el año en curso, otro medio de enrrecimiento
que el trabajo y el derecho. En realidad los métodos de
acumulación primitiva, son todo lo que se quiera, menos
materia de idilio.
Ver: José P. Miranda, Marx y la Biblia. Crítica a la filosofía de la opresión
Ediciones Sígueme 1975