La religión de Obama

A los dos presidentes anteriores, Clinton y Bush, los hemos visto más de una vez con la Biblia en la mano, participando en los servicios religiosos de su Iglesia o, celebrando un "desayuno de oración" con las altas jerarquías religiosas del país.

Parece que ninguno de ellos ha captado el simbolismo bíblico, por lo que su espiritualidad se manifista tan fragil como las Torres Gemelas derribadas por el acto terrorista el 11 de septimbre de 2001. Las dos torres eran el símbolo del capitalismo vigente y el orgullo del país más poderoso de la tierra.

Quiero decir con este símil que el Dios en que ambos dicen creer, ya sea en la modalidad católica o protestante, no aprueba un sistema económico que crece verticalmente, dejando la riqueza en unas pocas manos, que la administran casi exclusivamente en servicio propio, empobreciendo con su conducta a una gran mayoría.

El Dios bíblico se decanta por un modelo que crece horizontalmente, el cual lleva anejo la imposibilidad de los imperios económicos y hace posible la existencia de la justicia distributiva, de manera que la riqueza se distribuya equitativamente entre todos los que la producen y no vaya mayoritariamente a los privilegiados.

El referente de Obama no serán Clinton ni Bush, sino Abrahan Lincoln (1861-1865)con el que se siente muy identificado. Como queriendo significar esta identificación, ha jurado su cargo sobre la misma Biblia que éste utilizó el 4 de marzo 1861.

El cristianismo de ambos no se evade hacia un espiritualismo beato, sino muy encarnado en los problemas del mundo, como los cristianos primitivos, que fueron acusados de ateos por no tener culto ritual ni templos.

El proyecto político de Lincoln, entre otras cosas, fue inscribir en la Constitución la abolición de la esclavitud y el restablecimiento de la Unión, en igualdad de derechos para todos los estados. Algo genuinamente evangélico, que pagó con el asesinato por un extremista sudista (estados del sur) el 4 de abril de 1965, poco después de comenzar su segundo mandato.

Barack Obama nació en una familia laica. A pesar de que el nombre que le impusieron sus padres, Barack, significa "el bendecido". El dice que se hizo cristiano ya siendo adulto por decisión personal(como debería ser siempre), tras asistir un domingo a la Trinity United Church of Christ de Chicago. Refiere, además, que "su madre veía la religión como un obstáculo para llegar a valores más generales, como la tolerancia". Él parece asentir y yo pienso que tienen razón los dos, porque la tolerancia es la virtud propia de toda alma robusta.

El tema de la fe religiosa es para él, un viaje espiritual, pero también intelectual. Y creo que está en la verdad, porque la fe no tiene por qué estar reñida con la razón. El nuevo presidente de EE.UU encarna, pues, la laicidad propia de un Estado democrático occidental, en el que hay muchas religiones y también muchos ateos. Por lo que ha de estar por encima de "razas y religiones".

Obama, que es optimista por naturaleza y se siente más cercano a los ciudadanos normales que a los potentados, nos ha adelantado en sus discursos parte de su proyecto político. Ha dicho, implicando democráticamente a todos los ciudadanos, lo siguiente:"Hemos demostrado que la gente que ama este país también puede cambiarlo". "Necesitamos la misma perseverancia e idealismo que nuestros padres fundadores".

"Nuestra nación está en guerra, nuestra economía está en crisis". "Tenemos mucho trabajo que hacer". "Sabemos que estos enormes desafíos no podrán ser solucionados de una forma rápida"..."Esta elección no es el final de lo que debemos cambiar, sino sólo el principio". Hoy que todos los pueblos están en crisis nos podemos aplicar en nuestros respectivos países este magnífico programa. Obama es hoy un referente universal.
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