DIOS Y EL DINERO. Tres tipos de capital y una Mamona

Lo presento aquí, siguiendo lo que he venido diciendo estos días, conforme a la versión de D. Alfonso Ropero, con las mismas imágenes que él he introducido en su blog. Gracias, Alfonso, y gracias a todos los que estudiáis el tema del Dinero y de Dios, según el evangelio.
(Las ilustraciones artísticas son de M. D. Mendieta. Recojo literalmente lo que el Dr. Ropero dice sobre mí. Como he dicho, éste y otros trabajos que no voy a reproducir se encuentran en su blog: http://www.nihilita.com/)
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Prólogo
El tema es hondo y yo no soy Adam Smith, ni Karl Marx, ni Max Weber ni Milton Friedman, de modo que no es mucho lo que puedo decir sobre el capital en forma teórica, pero sé algo de Biblia y creo puedo ayudar a pensar en este temas desde una perspectiva bíblica, tan revolucionaria hoy como ayer.
Entre mis presupuestos de valoración se encuentran los siguientes:
a) El capital en sí no es malo ni es bueno… Es un medio, un instrumento. Pero al convertirse en “capitalismo” (en signo y finalidad de la vida) se convierte en malo, un ídolo o, mejor dicho, el ídolo supremo.
b) Ni la Biblia ni la Iglesia pueden dictar lecciones de economía técnica, pues la economía es una ciencia autónoma… Pero tanto la Biblia como la Iglesia pueden orientar, mostrando que la economía y el capital han de estar al servicio del hombre, de cada ser humano y en especial de los pobres.
c) Lo que diga la Biblia no se puede aplicar de un modo inmediato a nuestro tiempo, pues los datos y reflexiones de la Biblia han de verse desde su contexto. Pero ellos pueden ayudar a situar los temas, como haré en lo que sigue.

d) Capital y “lo Capital”. Sigue vigente lo que dijo Jesús sobre "lo capital" (el verdadero capital que no se pudre, ni puede robarse), que es capital de fe y confianza, de solidaridad y comunión, de gratuidad y de esperanza, es decir, de humanismo.
e) Según esto, más que del “capital como dinero" voy a tratar de “lo capital”, es decir, de “lo primero y principal” (Ignacio de Loyola), del “ante todo y sobre todo” de nuestros antepasados, de “una cosa es necesaria” (Jesús a Marta) o de “el Señor es Uno y no hay otro” (del Shema israelita).
Se trata de saber quién es el Señor, quien reina de verdad... Éste es un tema económico pero, al mismo tiempo, es un tema teológico y humano, pues trata de quién es Dios y de dónde se encuentra el "tesoro" del hombre (donde está tu tesoro está tu corazón). Economía y teología, dinero y Dios... son distintos, pero son inseparables.
El Capital (lo Capital) en el Evangelio de Marcos
Para mostrarlo comenzaré con el evangelio de Mateo. Dejemos a la City de Londres y a los del Fondo Monetario y a las Corporaciones multinacionales que especulen con el dinero… pidiendo a Dios que lo hagan bien (es decir, que vean el dinero como medio al servicio de la vida, de los pobres, de todos… si es que pueden). Nosotros, por ahora, vamos a la Biblia.
Por favor, tomen las dos imágenes como "contrapunto de humor". El cerdidt, porquiño, tzarritzu de nuestros ahorros de infancia se puede convertir en Cerdo-Cerdo que comiendo dinero nos come a todos... La mano del amor (de la caricia, de la solidaridad) se puede convertir en garra multiplicada que sólo quiere más (un Más que sólo puede ser Dios, es decir, la Humanidad solidaria).
Introducción
El pueblo de Israel ha conocido el dinero desde los tiempos más antiguos, pero su uso ha sido limitado, pues gran parte de la población ha vivido hasta el tiempo de Jesús al nivel de una economía de subsistencia, produciendo lo necesario para vivir o adquiriendo por trueque los productos faltantes, como ha sucedido en muchas sociedades agrarias hasta tiempos muy recientes. En vez de moneda acuñada (de oro, plata o bronce) se empleaban más bien como dinero animales (ganado mayor y menor: pecunia) y medidas de alimento (de trigo, vino o aceite). Por eso resulta peligroso comparar rápidamente aquella sociedad no monetaria con la nuestra de occidente, casi totalmente monetarizada.
De todas formas, la centralidad del templo de Jerusalén (cuyo culto sostienen todos los judíos con dinero) y del imperio romano (que exige a sus súbditos tributo monetario) han hecho que el tema del dinero ocupe un lugar importante en la sociedad judía del tiempo de Jesús. Es posible que los primeros cristianos usaran poco dinero, pues vivían (en el ámbito rural) al nivel de economía de trueque. Por eso resulta sorprendente la cantidad de alusiones no sólo económica, sino también monetarias que hallamos en los evangelios. A modo de ejemplo, quiero destacar algunas de ellas, partiendo del texto de Mateo, leído en su conjunto.
1. Principio. Tres tipos de capital, los tres dineros

a). Mt 2:11. Primer dinero: el oro de los magos.
El primer dinero que aparece en Mateo (si no me equivoco) es
el de los Magos. Ellos llevaron a Jesús los dones más preciados de la tierra:"abrieron sus tesoros y le ofrecieron oro (riqueza), incienso (honor), mirra (perfume)". Son dones simbólicos, más en la línea del honor y la gloria personal que de la economía. En principio, el oro de que trata el texto no es dinero de trueque, no es medio para comprar o conquistar el mundo, sino que es símbolo de realeza y gozo, de disfrute placentero y plenitud vital, en la línea del incienso y de la mirra.
Estrictamente hablando, ESTE ORO NO ES DINERO, Jesús no va a emplearlo para comprar "medio mesiánicos" (comida, espadas, servidores), pero está inserto dentro de un mundo donde ya el el oro es dinero, donde judíos y romanos compran y venden por oro, queriendo conquistar de esa manera el mundo. Por eso, este Jesús, mesías del oro gozoso y glorioso de la vida, va a chocar con los traficantes del oro del mundo. Quizá podemos afirmar que todo el evangelio de Mt ha de entenderse como proceso de interpretación de este oro mesiánico, que es oro de magos (no de comerciantes) de este mundo, oro de la vida que se pone al servicio de los otros.
Este oro empieza abriendo un camino simbólico esencial en el comienzo del evangelio: en primer lugar es don (regalo), no objeto de conquista; en segundo lugar, es oro de los pobres perseguidos, pues en todo el resto de la escena (Mt 2, 1-23) este Jesús del oro aparece perseguido y exilado por los reyes de este mundo que buscan otro tipo de oro. El fin y sentido de de la vida no es la austeridad, sino el despliegue gozoso y bello de los grandes valores de tierra.
b). Mt 4, 1-8. Segundo dinero: el pan del Diablo. Un dinero del diablo

Los magos ofrecieron a Jesús (a sus creyentes) la forma originaria del dinero: el regalo del oro más bello y hermoso, vinculado a la gloria de perfumes y de aromas. Pero, al lado de ese regalo "innecesario" y gratuido/lujoso (se puede vivir sin oro/incienso/mirra) están las cosas necesarias de la vida, la primera de las cuales es la comida. Aquí es donde interviene el Diablo.
La comida que debía ser regalo gozoso compartido viene a presentarse ahora como principio de sumisión o demonización universal de la vida. Mateo y Lucas (ambos deudores de una vieja tradición del llamado documento Q, que recoge tradiciones y dichos de Jesús) han cambiado el orden de las dos restantes "tentaciones" (del poder diabólico, de la religión satanizada), pero han puesto en el principio el pan, como primer problema, punto de partida en el proceso de satanización del mundo.
– El pan (como antes el oro) es un símbolo universal: es la expresión de aquello que sacia al humano, empezando por la comida. Ciertamente, el pan no es dinero sin más, pero es (con el oro del honor/belleza) el principio de todo dinero, expresado hasta hace poco, en casi todos los pueblos, con símbolos de comida (la moneda es equivalente de la medida de trigo o de un número de ovejas o cabras). El pan aparece aquí como punto de partida de un camino de demonización económica de la realidad, que se expresa luego por poder sacral y político.
– ESTE PAN/DINERO LO MANEJA EL DIABLO, al servicio de sus intereses. Es dinero para mandar, para imponerse, para esclavizar. El Diablo quiere aprovecharse de bienes necesarios (pan) para esclavizar a los demás y dominar la tierra, controlando la palabra, convirtiendo la religión (templo) en autoridad mágica e interpretando el reino de este mundo (poder) en exigencia de adoración. El Diablo representa el mesianismo del pan/dinero, como principio y signo de sometimiento universal. Jesús, en cambio, representa el mesianismo de la palabra y gratuidad.

c) Mt 4, 18-22. Tercer dinero: el trabajo de los pescadores.
Del patrón oro (magos) y del patrón pan impositivo (Diablo) pasamos significativamente al patrón trabajo, representado y recreado en la escena de la vocación al discipulado, que de algún modo nos sitúa ante la palabra originaria de Gen 3, 17: "con el sudor de tu frente comerás...". Las grandes revoluciones anarquistas y comunistas de XIX y XX nos han recordado, con éxito sólo limitado, que el único capital verdadero del ser humano es su trabajo: el dinero es opresión, el sistema salarial esclavitud; el único tesoro y riqueza del hombre honrado es su trabajo.
Es evidente que Jesús no rechaza el trabajo, pero su mesianismo no consiste en enseñar a trabajar a los humanos: no ha planeado y construido una cooperativa agraria o industrial, una buena fordería o falansterio. No ha entendido a los humanos como "hormigas", productores mesiánicos de una gran empresa nacional o internacional, sino como personas que pueden y deben prepararse para el reino de la gratuidad y el gozo de la vida. De este fondo se entiende la escena de la llamada que dirige a los cuatro trabajadores del lago (Pedro, Andrés y Zebedeos). La riqueza mayor que ellos tenían no es ya el oro, ni el almacén de pan, sino el buen trabajo, en medio de una "buena familia". Jesús les llama y ellos dejan redes y padre, trabajo y familia, para ponerse el servicio del evangelio.
Quizá saliéndonos del contexto inmediato del evangelio, pero interpretándolo a la luz del mundo actual, podemos decir que la humanidad en su conjunto ha aprendido a producir, tiene pan suficiente para todos los humanos, pero no ha aprendido (ni quiere aprender) a compartir, es decir, a establecer relaciones personales de gratuidad. En esa línea de servicio a la gratuidad, de transformación gozosa del ser humano, ha querido situar Jesús a los cuatro primeros pescadores. El capital que ellos tienen no es oro ni pan, sino capacidad de ayuda a los humanos.
2. Sermón de la Montaña. El dinero cristiano
a) 5, 23-25. Dinero de Dios, reconciliación humana: cuando llevas tu ofrenda al altar...

Conforme a una visión religiosa normal (precristiana, extracristiana), los hombres debemos regalar cosas a Dios (toros y corderos, aceite y flor de harina, monedas de impuesto), ofreciéndolas al templo donde las reciben, consagran y en parte las consumen los mismos sacerdotes. En este primer momento, el Jesús de Mateo no ha rechazado de manera directa esas ofrendas, pero dice que ellas vienen después: primero debemos arreglar los problemas interhumanos, que no haya nadie en el mundo que tenga algo en contra de nosotros; después podremos darle a Dios lo que nos parezca.
De esta forma asume Mt un tema universal de la profecía israelita, expresado de forma definitiva por Is 1, 10-20 o Jer 7, 1-15: la verdadera ofrenda a Dios es la justicia interhumana. Más que el posible don a Dios (a quien a veces queremos comprar con nuestras donaciones) importa el perdón interhumano. Pues bien, Mateo empieza asumiendo un tema judío, dejando abierto por ahora el gesto sacral de llevar el don al templo. De esa forma pacta con aquellos judeocristianos, que pensaban que era bueno llevar toros y cabras para el altar de Jerusalén, como signo de ofrenda religiosa y de sumisión o reverencia ante los sacerdotes. No critica el culto, no quiere herir a los hermanos que piensan de otra forma. Pero les traza un largo camino, diciendo: "reconciliaos primero con aquellos que tienen algo en contra de vosotros".
Eso supone que el mismo don del templo (cordero o dinero, cabrito o flor de harina) puede y debe convertirse en medio de reconciliación interhumana. El texto no lo dice, pero lo está suponiendo. No sanciona la pobreza (no tener nada), no pide miseria a los creyentes, sino todo lo contrario: supone y quiere que ellos tengan bienes, pero no para gastarlos de un modo egoísta o para ponerlos sobre el templo, sino al servicio de la reconciliación interhumana. En contra de lo que sucede en Mc 13, 41-44 (viuda pobre que da al templo todo lo que tiene, para así morir mesiánicamente), Mt entiende la riqueza como medio de la reconciliación interhumana. El problema está en el vete primero (proton) a reconciliarte con tu hermano... Literalmente, el texto supone que después, ya reconciliado, puedes quemar el cordero para Dios, en el altar del templo. Históricamente, no hay tal "después": nunca acabaremos de reconciliarnos en este mundo.
b) 6, 1-18. El pan nuestro de cada día. Dinero para perdonar.
Conforme a una famosa tríada judía, Mateo ha recogido en este largo pasaje, en forma armónica, los tres gestos centrales de la existencia humana: en su relación con el prójimo (6,1-4: limosna), con Dios (6, 5-15: oración) y con uno mismo (6, 16-18: ayuno), introduciendo en lo relativo a la oración la formula litúrgica del Padrenuestro. Es significativo el hecho de que los tres gestos aparezcan definidos como justicia en sentido bíblico. En ese contexto, la limosna (¿de dinero? ¿de bienes de consumo?) significa aquí compartir lo que se tiene: no es caridad intimista, dar lo que sobra, sino abrir los bienes propios hacia los demás, conforma a la mejor tradición israelita.
Sólo dentro de esa unidad, al servicio de la comunicación de bienes y en un contexto de oración, tiene sentido el ayuno como vencimiento personal. Desde este fondo se entiende la oración, donde se vinculan el Padre nuestro (descubrimiento personal de Dios como fuente/madre de amor) y el Pan nuestro (entendido como riqueza compartida). Frente al pan de Diablo de 4, 1-5 (riqueza egoísta, posesiva) aparece aquí el pan de Jesús (que es signo del gozo cotidiano y compartido de la vida, tal como se expresa en los bienes materiales, especialmente en la comida).
Pues bien, en ese fondo se sitúa la palabra económica más importante de la tradición sinóptica: perdona nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores (6, 12). La traducción litúrgica, quizá por evitar la radicalidad del texto (fundándose en el posible sustrato arameo del texto, donde deuda y pecado sería semejantes), la ha interpretado diciendo: perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No es mala la interpretación, pero desvirtúa el sustrato económico integral de esta petición del Padrenuestro. Es evidente que aquí las deudas se entienden en clave económica integral, como veremos en el texto paralelo, donde se expande esta temática, de 18, 23-35. Aquí se incluye, sin duda, el perdón de las deudas de dinero.
Éramos deudores ante Dios, pero Él nos ha perdonado todo, ofreciéndonos gratuitamente amistad y salvación. Desde ese fondo, tanto el Padrenuestro como 18, 23-3 quieren que expresemos el perdón y gratuidad de Dios (plano religioso) en términos de perdón y gratuidad humana, partiendo del mismo nivel de lo económico. Ni el Padrenuestro ni la parábola piden a los fieles de Jesús pobreza material, sino que piensan que ellos tienen (o pueden tener) riquezas que han prestado a los demás, debiendo perdonarlas. La pobreza material importa menos; es totalmente secundario el uso o no uso de dinero (como símbolo de riquezas). Lo que Jesús ofrece y pide a un nivel económico es la plena gratuidad: que perdonemos unos a los otros todas las deudas, de manera que así podamos vivir en un nivel de donación mutua.
c) 6, 24-33. Dios contra el capital. No podéis servir a Dios y a la Mamona.

El ídolo primero, opuesto a Dios, no es principio el puro orgullo interior, ni la envidia o mentira intimistas, ni algún tipo de placer sexual desordenado, ni siquiera el mismo Diablo, tomado en su forma separada. Lo opuesto a Dios, en su entidad visible (como objetivada) es la Mamona, es decir, la riqueza absolutizada: el capital hecho meta de la vida, el sistema monetario convertido en fin de la existencia.
La Mamona no es el dinero en cuanto realidad objetiva (el capital como instrumento de comunicación), sino el sistema destructor (de violencia y muerte) que desvela y despliega sobre el mundo ese dinero absolutizado, que no se pone ya al servicio de la vida, sino de la opresión. De esa forma se opone a lo divino. Dios es gratuidad, la Mamona interés; Dios libera, la Mamona esclaviza a sus devotos y destruye (oprime) a todos el resto de los humanos. Dios es comunión, gozo de vida compartida, la Mamona vuelve egoísta a quien la sirve.
Esta revelación del carácter antidivino (diabólico) de la Mamona constituye quizá la aportación teológica fundamental de la tradición del Q (recogida también en Lc 16:13). No hay un Diablo ulterior, no hay un mal que viene luego: el Diablo el Mal supremo lo tenemos ahí, frente a los ojos: es la Mamona entendida como principio universal de muerte. Ella no es riqueza sin más, no es dinero material, ni bienes de consumo, sino un sistema económico divinizado, que emplean algunos (sus beneficiarios y esclavos), esclavizando al resto de los hombres.
blogs.periodistadigital.com/xpikaza.php?cat=5671
NOTA SOBRE AL AUTOR.
Xabier Pikaza. Doctor en Teología por la Universidad Pontificia de Salamanca (1965), Doctor en Filosofía por la Universidad de Santo Tomás de Roma (1972), Licenciado y candidato a doctor en Sagrada Escritura por el Instituto Bíblico de Roma (1972).

Es uno los teólogos más prolíficos del panorama español, con un grann número de libros y de innumerables artículos en su haber. Entre los últimos publicados se pueden mencionar:
Diccionario de las religiones monoteístas (en colaboración con A. Aya), Verbo Divino, Estella. 2009.
Diccionario Bíblico. Historia y Palabra, Verbo Divino, Estella 2007
Violencia y religión en la historia de occidente, Tirant lo Blanch, Valencia 2005
Dios es Palabra. Teodicea Bíblica, Sal Terrae, Santander 2004
Violencia y diálogo de religiones. Un proyecto de paz, Sal Terrae, Santander 2004
Monoteísmo y Globalización. Moisés, Jesús, Mahoma, Verbo Divino, Estella 2002
Sistema, Libertad, Iglesia. Las instituciones del Nuevo Testamento, Trotta, Madrid 2001, y el más reciente de todos:
Diccionario de pensadores cristianos. Verbo Divino, Estella. 2010.
En los últimos 10 años ha organizado un seminario de investigación sobre temas fronterizos: Judaísmo y Cristianismo, Análisis social y fe religiosa.