Dom 12.10.25.  Parábola del buen extranjero (=Buen Samaritano 2, Lc 17).

Hay en Lc 10 una parábola mundialmente famosa titulada “El buen samaritano” (que va en caballería y ayuda al herido del camino, mientras pasan de largo, bajo el templo el levita y sacerdote).

Pero esta parábola del Buen Extranjero, que llamo “Samaritano 2” de Lc 17 es un complemento de la anterior y es no menos importante que aunque es menos conocida.

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Una parábola para sorprenderse y discutir

Esta parábola trata de un Samaritano extranjero (quizá el mismo de Lc 10 que cae leproso y no tiene más remedio que apuntarse a una “banda” de leprosos de camino (nueve judíos, un samaritano) a los que Jesús cura. Los nueve judíos se integran de nuevo en la sociedad establecida de sacerdotes y levitas . El samaritano extranjero va sin embargo donde Jesús a darle gracias para crear con él una nueva sociedad de extranjeros sanados y sanadores.

Es una joya de parábola. Debería discutirse en los parlamentos  del mundo ¿Hay de verdad extranjeros buenos? ¿Somos todos leprosos? ¿Puede Jesús curarnos o su parábola es mentira, como dicen de hecho muchos cristianos de hoy?

 Muchas  veces he comentado esta parábola. Recuerdo   un día  en que,  en una clase de Madrid, expliqué esta parábola diciendo que el samaritano extranjero de Lc 17 era el mismo  de Lc 10 (el del caballo que ayuda al herido del camino) y me atreví a decir que todos somos leprosos (como los 10 de la parábola, como las 10 vírgenes  de Mt 25), añadiendo que tendemos a ser “malos” (poco agradecidos, endógamos), mientras los extranjeros son agradecidos. Hubo gran discusión Hoy (2025) sería más grande.

 Muchos de mis alumnos destacaban la complejidad y trampa de esta parábola. He recogido recuerdos de entonces para contara de nuevo, desde este pueblo de Sanmorales,  donde hay muchos nacionales (antiguos católicos) con algunos de fuera, todos leprosos según el evangelio.  

Enfermedad es la lepra, pero mayor enfermedad es la falta de fe (de arraigo y confianza en la vida, de escucha y de ayuda mutua), de agradecimiento. No creemos en Dios, es decir, no creemos unos en otros, y así vivimos enfrentados, en lucha permanente, en un mundo de leprosos sometidos a un sistema que puede curarles en un plano para oprimirles más en otro (hacerles más leprosos).

Jesús aparece como amigo de leprosos (indígenas y extranjeros), dispuesto a comenzar con todos la tarea del Reino de Dios, en un mundo dominado por “sacerdotes” (gurús) del sistema con quienes él empieza colaborando, para centrar al fin su atención en un extranjero samaritano agradecido, que deja a los guardianes  de turno y se vincula con Jesús, dándole gracias por el don de la salud/salvación que ahora empieza. .

Texto Lucas 17, 11-19

Yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en un pueblo, vinieron a su encuentro diez leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían: "Jesús, maestro, ten compasión de nosotros." Al verlos, les dijo: "Id a presentaros a los sacerdotes." Y, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias. Éste era un samaritano. Jesús tomó la palabra y dijo: "¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?" Y le dijo: "Levántate, vete; tu fe te ha salvado. 

Primer  acercamiento

Esta parábola  relato de la curación inicial de 10 leprosos y l final de uno sólo, a quien Jesús dice “tú fe te ha salvado”, tiene una historia compleja que puede condensarse como sigue:

1.Jesús andaba en compañía de leprosos y gente expulsada por ley y así le recuerda la tradición, , abriendo para todos un camino solidario de salud y salvación. No olvidemos esto: En un sentido, todos los 10 somos leprosos, indígenas y forasteros, de un color u otro, de una partida política y social o de otra. A ninguno se le pegunta por su religión, ni inclinación sexual. Todos leprosos

2. El evangelio de Lucas ha reelaborado en esta parábola la historia clave de la curación del leproso de Mc 1, 40-45 (aunque la recoge también en Lc 5, 12-16), lo que indica la importancia que tiene para él esta parábola que es un compendio de la historia humana, un canto a los extranjeros, canto de amor a los samaritanos (sea nuestro samaritano el mismo de Lc 10 o marido ocasional de la samaritana de Jn 4, junto al pozo de Jacob).

3. Este leproso puede ser hombre o mujer, como he dicho puede ser la samaritana de Jn 4 (aunque el texto actual pone varones: δέκα λεπροὶ ἄνδρες,) . Su historia es fuerte. Forma parte de un grupo de otros 9 leprosos (varones o mujeres) de camino. La iniciativa parte de los leprosos, a los qu Jesús cura y les dice que se presenten a los sacerdotes (autoridades sanitarias, gobernadores y jefes indígenas. Los nueve judíos van, para certificar su curación (para integrarse en la “banda” de sacerdotes y levitas de la parábola de Lc 1). Pero él se niega, no quiere someterse más a los sacerdotes (que controlan y someten, no curan)… y se pone a pregonar lo que ha hecho Jesús. Es de los “leprosos” que no se integran sin más en la vieja sociedad de los indígenas.

4. Lucas (que recoge como he dicho el relato de Mc 1, en Lc 5, 12-16) ha sentido la necesidad de reelaborar el tema, creando con este fin una de las parábolas e historia más fuertes de su evangelio y de la historia de la iglesia (y de la sociedad). No es una parábola para decir “amén a secas”, sino para enfadarse también (como se enfadan muchísimo con los extranjeros muchos políticos e incluso eclesiásticos de nuestro tiempo, en varios continentes.  

5. Cuando iba a entrar en una ciudad, vinieron a su encuentro diez leprosos, que se pararon a lo lejos 3y a gritos le decían: «Jesús, maestro, ten compasión de nosotros. Jesús va a la ciudad (no se dice cuál), Jesús quiere entrar en la ciudad, pero antes de hacerlo ve fuera, en el camino, a los leprosos, que no pueden entrar (están expulsados, sean nacionales o extranjeros, en los caminos, cuevas o lazaretos del campo).  Todos enfermos, todos leprosos, todos oprimidos.

No olvidemos este dato. La enfermedad de la vida, la pobreza, les ha vinculado. No hay separación entre unos y otros, todos quieren curarse.. Los leprosos que salen al encuentro de Jesús y le invocan de lejos (para no contaminarle), pidiéndole   que les cure, son diez. Significativamente, la lepra no distingue entre judíos y gentiles, galileos y samaritanos. Todos son hermanos en la miseria. Ellos son los que le mueven, como el leproso de Mc 1

 6. Al verlos, les dijo…:Hace falta verlos, sólo mirando y viéndoles heridos por la vida y necesitados se puede responder y actuar. Este Jesús es alguien que sabe mirar… No tiene necesidad de tocar y limpiar (como el leproso de Mc 1). Le basta la mirada. No juzgues al leproso, no juzgues al extranjero, mírale, entra en contacto con él, siente su enfermedad como propia, su expulsión como tuya.

7. Respuesta de ley: «Id a presentaros a los sacerdotes».Jesús les manda “a los sacerdotes”. No dice “al sacerdote”, para no presuponer que hay uno sólo (el judío). Cada puede ir a su sacerdote de turno, Jerusalén o Samaría, Tiro o Damasco. En aquel momento los sacerdotes eran la autoridad política, civil, religiosa y sanitaria… Jesús dice a los leprosos que vayan donde la autoridad, que se presenten en los juzgados y en las iglesias, en los ayuntamientos y parlamentos… que presenten sus problemas, que se presenten.

Puede ser un garabato de una o varias personas y corazón

8. Milagro…. Y sucedió que, mientras iban de camino, quedaron limpios… Este es el “milagro”, que puede ser real, en sentido externo (hay en los evangelios, sobre todo en el de Juan, milagros “en el camino”, como el del reyezuelo de Jn 4, 43-54 y el del ciego de nacimiento (Jn 9). Pero aquí estamos ante una parábola, y es muy posible que este “detalle” deba entenderse de forma simbólica, Lo único claro es que Jesús (el mensaje y camino de Jesús) puede curar a todos los leprosos, indígenas y extranjeros, judíos y samaritanos. El problema y la solución es la misma para todos. En principio no podemos ir separando a unos de otros. Todos estamos fuera de la Gran Ciudad, no podemos entrar en ella.

9.  Nueve curados siguen en camino, van a declarar ante los sacerdotes. Sólo uno vuelve, un extranjero, para dar gracias… Se ve “limpio” (katharos) y no ve la necesidad acudir ya al sacerdote de turno, para que firme su ficha “¡curado!”; no quiere someterse nuevo a la ley del sistema que crea leprosos para decir después que puede (a veces) curarlos… Desobedece en un sentido a Jesús, pero en otro más alto le obedece:

Sucedió que, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se postró a los pies de Jesús, rostro en tierra, dándole gracias. Este era un samaritano. 17Jesús, tomó la palabra y dijo: «¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿Dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios más que este extranjero?».

10. Los “nacionales” no vuelven a dar gracias. Sólo viene el extranjero. Éste es samaritano  quizá más libre que los otros, más necesitado. Quizá es el tendría que haber ido donde los sacerdotes, para que le den los papeles, para que le arreglen  la documentación laboral y social. Pero aún así se arriesga, dejando a un lado el “sistema” de curaciones, documentos y certificados y volviendo a Jesús, se pone a sus pies y le da gracias.

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11. Extranjero creyente, samaritano agradecido.Jesús le pregunta por los otros….”¿No han quedado limpios los diez?...Sóo ha venido a dar gracias el buen extranjero samaritano. ; los otros nueve, ¿dónde están? 18¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios más que este extranjero?». 19Y le dijo: «Levántate, vete; tu fe te ha salvado».

 Ésta es la fe del samaritano que confía en Jesús, por encima del sistema, que cree en el agradecimiento por encima de las leyes. Los otros nueve pueden haber quedado externamente limpios, pero no se han salvado… Siguen apegados a las leyes del poder del mundo, no creen en la gracia del Dios de Jesús, no creen en el poder de la fe sanadora que Jesús he la transmitido.

CONCLUSIÓN

Estos diez leprosos son todo el mundo, la humanidad excluida y sucia que Jesús quiere curar, con fe, es decir, con honda humanidad. Allí donde otros piensan que la vida de los hombres sigue condenada a la lepra  Jesús cree que es posible no sólo la curación, sino incluso la salvación.

a) Jesús actúa como mediador de fe, y así penetra en el dolor de los enfermos que le dicen ¡ten misericordia de nosotros! Penetra en el lugar de su dolor, en la raíz de su misma enfermedad o su locura, como un amigo que ama, como psicólogo que discierne, como un creyente que irradia fe. Esta fe en el Dios de la vida, en la vida, es la fel del extranjero.

b) Los nueve curados nacionales… empiezan a creer pero se quedan de nuevo en sus instituciones nacionales, en sus propios sacerdotes, en sus ventajas de grupo. Viven, pueden ser curados de alguna forma, pero no van donde Jesús para empezar una más honda travesía de fe. Sólo el samaritano extranjero empieza donde Jesús… Está dispuesto a recorrer el camino de la fe y de la solidaridad, como el samaritano de la otr parábola, la  de Lc 1, con su cabalgadura

c)Aquí empieza el tema: Te descubres curado ¿qué haces? Hasta ahora los diez enfermos eran iguales, judíos, griegos o samaritanos, paganos o cristianos… Ahora empieza la diferencia. Nueve de los diez “se olvidan de Jesús”; les basta la limpieza externa y siguen, van donde su sacerdotes, para recibir el sello de limpieza, para integrarse de nuevo en el sistema de las seguridad y las imposiciones, cada uno con su “dios” particular.

d) Los nueve “nacionales” tienden a dejar la fe de Jesús, la gratuidad, el amor a los demás (la solidaridad creyente). Jesús empieza su nuevo camino de iglesia samaritana con el samaritano extranjero. Jesús le ha dicho que vaya… y ha creído. Pero ahora que se descubre sano y capaz no necesita ya de sacerdotes, ni sistemas… Quiere a Jesús y vuelve, para darles gracias… Aquí empieza el auténtico milagro.

e. Jesús actúa en esta parábola relato como hombre que cura por la fe de cada uno, por la fe de unos en otros; que crean los extranjeros en los nacionales, los nacionales en los extranjeros . Por eso comienza “confiando” en los sacerdotes de Jerusalén, de Babilonia o Roma… Por eso dice a cada uno de los diez leprosos que vaya al lugar donde se mantiene y cultiva su religión, dentro del propio sistema de creencias… Pero en el camino que lleva al lugar de los sacerdotes acontece el primer cambio, el cambio de la salud externa, la limpieza de la carne leprosa… Este es el milagro que se descubre y despliega en el camino

t. Hay una primera fe de los diez… que creen en lo que Jesús les dice y se ponen en marcha hacia la casa de los sacerdote. Esa fe termina poniéndonos en manos del sistema, para perpetuar al fin sus normas y rutinas, con enfermos y sanos, con opresores y oprimidos.

g. Pero hay también una segunda fe, que la propia de este samaritano (y del  samaritano de Lc 10, 25-37)… Éste es fe de aquellos que quieren comenzar un camino de diálogo de unos con otros y   de comunión como Jesús y con Jesús.

Nos gustaría saber cómo sigue la historia de este samaritano al que Jesús he ha dicho que “su fe le ha salvado”, que vaya en paz… Nos gustaría saber cómo ha ido,   que ha hecho, con la nueva libertad del amor.  A esas preguntas tienes que responder tu mismo. Buen fin de semana, buen domingo del buen extranjero samaritano.

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