Navidad 8. Róbame, oh Dios

¿Por qué, pues has llagado
aqueste corazón, no le sanaste?
Y pues me le has robado
¿por qué así le dejaste,
y no tomas el robo que robaste?
1. Principio Amante y Amado viven fuera de sí: cada uno está enfermo y cautivo del otro. En ese fondo se entienden las dos quejas de este canto, que no son impertinencias, ni amenazas, ni condenas, sino preguntas de amor y petición de ayuda. Siguen influyendo en los versos de San Juan de la Cruz las imágenes de la Biblia (Cantar de los cantares) y de la poesía amorosa del tiempo del Renacimiento; pero este despliegue de amor se entiende ya mejor desde el evangelio (encarnación de Dios). Sobre esta base irá trazándose el camino de encuentro con Dios, que es amor y principio de toda comunicación, no desde fuera, como algo que se añade a lo que ya existía, sino en la hondura y esencia de la misma realidad humana. Desde ese fondo irá trazando San Juan de la Cruz las etapas del proceso apasionante de búsqueda y comunión amorosa, que nos sitúa en el centro de la antropología cristiana.
2. ¿Por qué pues has llagado aqueste corazón no le sanaste?. Sanar supone aquí herir del todo. No es curar la herida en un sentido externo, sino herir hasta la muerte. Por eso, no se querella “porque el Amado la haya llagado..., sino porque habiendo llagado el corazón no le sanó, acabándole de matar” (Coment 9, 3). No quiere que termine la dolencia, sino que duela hasta el fin, con curación de muerte. El dolor de amor sólo se sana con más dolor, allí donde la amante sale plenamente de sí, viviendo en su Amado, en radical extrañamiento .
3. Y pues me le has robado ¿por qué así le dejaste y no tomas el robo que robaste?. Todo amor es robo, pero no como pensaron Hegel o Marx, cuando afirmaban que el dueño se apodera luchando del esclavo. La amante quiere que la roben, para no ser suya, sino de su Amado; quiere que ese Amado la tome y se apodere de su vida, para así vivir en él, siendo los dos un corazón, una existencia compartida. Por eso se querella:
pues él ha robado su corazón por amor
y sacádole de su poder y posesión,
por qué le ha dejado así sin ponerlo de veras en la suya,
tomándole para sí, como hace el robador
(Coment 9, 4).
4. Conclusión. Navidad, rapto de amor. El amor invierte y supera la lógica de lucha entre los hombres, no por negación, sino por superación del deseo posesivo. No es un contrato de ley, ni un sistema donde cada cual defiende su interés, sino, al contrario: un despliegue de gratuidad donde uno entrega su vida, para que otro la robe y guarde bajo su cuidado. Por eso se queja la amante, diciendo a su Amado que la herida no ha sido total (no le ha matado), ni el robo completo (el ladrón de corazones no ha tomado lo robado). El amor no ha llegado a su meta y por eso la amante protesta a su Amado, pidiéndole que acabe lo empezado .
Por eso, el que está enamorado se dice
tener el corazón robado o arrobado de aquel a quien ama,
porque le tiene fuera de sí en la cosa amada; y así,
no tiene corazón para sí, sino para aquello que ama.
De aquí podrá bien conocer el alma
si ama a Dios puramente o no; porque si le ama,
no tendrá corazón para sí propia,
ni para mirar su gusto y provecho,
sino para honra y gloria de Dios
(Coment 9, 5).
Aquí cesan los razonamientos y leyes de dominio o de mercado o compra-venta. Quienes así aman superan la ley, no por violencia arbitraria de todos contra todos, sino para elevarse hasta la gracia creadora, donde cada uno vive dando vida al otro: “Porque el salario y paga del amor no es otra cosa... sino más amor, hasta llegar a la perfección de amor” (Coment 9, 7) .