Soberanía alimentaria

(JCR)
Hoy me he parado a pensar que después de 19 años por estos lares debo a África algo muy importante: tener una salud excelente. Cada vez que voy de chequeos médicos el medico me dice: “no sabe la suerte que tiene usted de no tener niveles altos de colesterol, triglicéridos y ácido úrico. A su edad (47 años) muchos de su quinta están ya con problemas cardiovasculares serios.”

No me extraña. Durante estos años me alimento diariamente de mijo, matoke (banana verde cocida), buenas verduras, una fruta exquisita, y carne y pescado naturales. Alimentos ricos en hidratos de carbono, proteínas, fibra, vitaminas y poca grasa. Cuando voy a España no pruebo un plátano, ni piña, ni carne de pollo, ni alubias. Me parecen alimentos insípidos.

Hace poco un amigo sacerdote ugandés que lleva cinco años en Estados Unidos me decía que tras terminar sus estudios de doctorado había decidido quedarse un año más para tratarse de la diabetes. Le respondí tomándole el pelo todo lo que pude. “Pero Pius (así se llama el pobre) no me fastidies, le dije a las claras, si hay un país donde te va a aumentar la diabetes ese es Yanquilandia, con su comida artificial e insana. Vuelve a Uganda corriendo, que veras como con la alimentación tan buena que tenéis aquí y un poco de ejercicio diario te pones mejor.” Ojalá me haga caso.

Por eso me da pena cuando voy a una comunidad religiosa, un restaurante, o cualquier lugar público, y me encuentro con botes de Nescafé en lugar del excelente café que se produce en Uganda, o cuando veo tarros de mermelada italiana en lugar de la que hacen aquí en el país. O no digamos nada de la horrible crema de cacahuete importada de Estados Unidos que está
desplazando a la producida aquí en Uganda pro cooperativas de agricultores. Uganda tiene hoy centrales lecheras que producen buena leche pasteurizada, queso, yogures y otros productos lácteos, pero los excedentes de productos lácteos de países europeos están desplazando a los locales. Y no digamos nada del arroz basmati indio o paquistaní, que esta arruinando a los agricultores ugandeses que cultivan arroz para al final no sacar nada de beneficio.

¡¡Pero vayan hoy a cualquier supermercado en Kampala o cualquier ciudad ugandesa y verán como sucede ya que los productos importados, de peor calidad, son ya mas baratos!! En mi post anterior les hablaba del desastre que va a suponer para los países africanos los acuerdos de libre comercio APE que la Comunidad Europea intenta imponer a África. Muy relacionado con esto esta el tema de la soberanía alimentaria, es decir, que cada país tenga capacidad e decisión sobre los alimentos que quiere producir y consumir. El nuevo colonialismo comercial está dando al traste con este derecho de formas muy sutiles como las que acabo de describir.

Y es una pena, porque puedo asegurarles que aquí en África se producen alimentos sanos y naturales. Pero que por desgracia no pueden competir con los de fuera.
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