Toda guerra es una encrucijada para quienes la sufren. Y todos los que la sostienen pierden cualquier razón para mantenerla porque nada hay más importante que la vida, la de niños, niñas, mujeres y hombres, madres, padres, hijos e hijas, abuelas, abuelos… El horror se sirve a diario en la tierra palestina, a partir de un atentado terrorista protagonizado por Hamás en tierra de Israel. Es necesaria la paz, y el diálogo siempre se ha demostrado que es el mejor instrumento porque la violencia solo engendra más violencia.

La respuesta a la encrucijada que se está produciendo en tierra palestina tiene que ser política, con la implicación de la comunidad internacional, y con el diálogo como instrumento para la búsqueda de un acuerdo.

El silencio, como reza un mensaje que pasa de boca en boca y a través de redes sociales, solo hay que hacerlo cuando los niños duermen, no cuando los matan. El silencio no puede ni deber ser la respuesta cuando contemplamos a diario la tragedia en Gaza. Si, es un genocidio, con todas sus letras. No es una “operación militar” como la define el señor Feijóo en una declaración reciente, forzado a reconocer que la muerte de población civil se cuenta ya por muchos miles de personas.

Y ese genocidio tiene que parar ya, como se afana en reclamar nuestro secretario general del PSOE y presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez. La respuesta a la encrucijada que se está produciendo en tierra palestina tiene que ser política, con la implicación de la comunidad internacional, y con el diálogo como instrumento para la búsqueda de un acuerdo.

En Gaza está en cuestión la vida de la población que habita ese territorio, fruto de acuerdos internacionales, en una cuestión que tiene que resolverse mediante el reconocimiento de los dos Estados, tal como defienden personalidades de la esfera internacional, referentes en campos de la cultura, la política, organizaciones humanitarias e incluso gobernantes de distintos países.

Tiene que parar el genocidio y tiene que entrar a diario la ayuda humanitaria que acabe con la hambruna. Cuesta escribir las cifras del horror, con la suma de muertos y de personas aisladas, recluidas en campos de acogida, las que han perdido sus hogares, todas sus pertenencias.

El grupo federal de Cristianos PSOE alza su voz para que resuene el grito de la paz, para que se imponga la visión humanista frente a la sinrazón terrorista del grupo Hamás y el genocidio que está cometiendo Israel. No es una cuestión religiosa, ni tampoco deberíamos permitir que nadie recurra a  cualquier tipo de cruzada. Si una razón nos debe unir es la fraternidad entre los pueblos y entre quienes los habitamos.

La Humanidad tiene que lograr que se imponga la cordura por encima de las diferencias. Que la paz sea con todos, que el diálogo impere porque la violencia solo engendra más violencia.