VI JUEVES DEL TIEMPO ORDINARIO /CICLO C/21-02-2019
VI JUEVES DEL TIEMPO ORDINARIO /CICLO C/21-02-2019
EVANGELIO DEL DÍA: Mc 8,27-33.
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Filipo; por el camino preguntó a sus discípulos:
«¿Quién dice la gente que soy yo?».
Ellos le contestaron:
«Unos, Juan el Bautista; otros, Elías, y otros, uno de los profetas».
Él les preguntó:
«Y vosotros, ¿quién decís que soy?».
Tomando la palabra Pedro le dijo:
«Tú eres el Mesías».
Y les conminó a que no hablaran a nadie acerca de esto.
Y empezó a instruirlos:
«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser reprobado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días».
Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo. Pero él se volvió y, mirando a los discípulos, increpó a Pedro:
«Ponte detrás de mí, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!».
COMENTARIO:
Celebramos el Jueves de la Sexta del Tiempo Ordinario. La resurrección de Jesucristo es la predicación de la Iglesia y marca la columna vertebral de todo su existir, de todo su ser, y constituye la esencia misma de su predicación y de su apostolado.
En el Evangelio de este Jueves de la Sexta Semana del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio según Marcos (Mc 8,27-33 Jesús le hace unas preguntas a sus discípulos en Cesarea de Flipo: ¿Quién dicen los hombres que soy yo? y ¿Quién decís vosotros que soy yo?
Parece que se les abren los ojos. Pedro confiesa que Jesús es el Cristo, el Mesías (cf. Mc 8,27-33). Para un judío era incomprensible que el Mesías pudiera sufrir. Todos pensaban que el Mesías sería poderoso, sabio, muy religioso, liberador y triunfador. Por eso, Pedro no comprende que camine hacia el sufrimiento y la muerte en Jerusalén cuando Jesús le anuncia el primer anuncio de la Pasión.
Sin embargo, Jesús ofrece un nuevo rostro de Mesías como Siervo Sufriente. Y parece que nadie estaba preparado para entender que el Mesías esperado es el Siervo Sufriente, anunciado por los profetas, especialmente el profeta Isaías (Is 42,1-9).
¡Cómo resuena en estas palabras las condiciones del seguimiento: “Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga” (Mc 8,34)!
Pidamos a Dios especialmente por las familias y por los jóvenes. Amén.
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EVANGELIO DEL DÍA: Mc 8,27-33.
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Filipo; por el camino preguntó a sus discípulos:
«¿Quién dice la gente que soy yo?».
Ellos le contestaron:
«Unos, Juan el Bautista; otros, Elías, y otros, uno de los profetas».
Él les preguntó:
«Y vosotros, ¿quién decís que soy?».
Tomando la palabra Pedro le dijo:
«Tú eres el Mesías».
Y les conminó a que no hablaran a nadie acerca de esto.
Y empezó a instruirlos:
«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser reprobado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días».
Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo. Pero él se volvió y, mirando a los discípulos, increpó a Pedro:
«Ponte detrás de mí, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!».
COMENTARIO:
Celebramos el Jueves de la Sexta del Tiempo Ordinario. La resurrección de Jesucristo es la predicación de la Iglesia y marca la columna vertebral de todo su existir, de todo su ser, y constituye la esencia misma de su predicación y de su apostolado.
En el Evangelio de este Jueves de la Sexta Semana del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio según Marcos (Mc 8,27-33 Jesús le hace unas preguntas a sus discípulos en Cesarea de Flipo: ¿Quién dicen los hombres que soy yo? y ¿Quién decís vosotros que soy yo?
Parece que se les abren los ojos. Pedro confiesa que Jesús es el Cristo, el Mesías (cf. Mc 8,27-33). Para un judío era incomprensible que el Mesías pudiera sufrir. Todos pensaban que el Mesías sería poderoso, sabio, muy religioso, liberador y triunfador. Por eso, Pedro no comprende que camine hacia el sufrimiento y la muerte en Jerusalén cuando Jesús le anuncia el primer anuncio de la Pasión.
Sin embargo, Jesús ofrece un nuevo rostro de Mesías como Siervo Sufriente. Y parece que nadie estaba preparado para entender que el Mesías esperado es el Siervo Sufriente, anunciado por los profetas, especialmente el profeta Isaías (Is 42,1-9).
¡Cómo resuena en estas palabras las condiciones del seguimiento: “Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga” (Mc 8,34)!
Pidamos a Dios especialmente por las familias y por los jóvenes. Amén.
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