En la muerte de Rufino Mañeru, referente para la militancia hoacista Rufo, sembrador de esperanza, dignidad y justicia

Rufino Mañeru
Rufino Mañeru HOAC

El 15 de julio falleció Rufo, muchas y muchos de los militantes de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC)

Ha sido y será un referente para la militancia hoacista por su opción apasionada por el mundo obrero y del trabajo, y por su espiritualidad cristocéntrica. Fue un ejemplo visible de contemplativo en la acción

Rufo llevó estas claves a su militancia y en su día a día: buscó siempre ser justo defendiendo al débil, con acciones y con palabras

(Noticias Obreras).- El 15 de julio falleció Rufo, muchas y muchos de los militantes de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) con este dato ya lo reconocéis. Rufino Mañeru era navarro, pero llevaba viviendo en Zaragoza cerca de 50 años. Aquí se inició a la HOAC y formó una familia junto a María Jesús, también militante hoacista.

Se fue de forma súbita, rápida, sin hacer ruido y sin poder despedirse. Todo lo contrario de lo que había sido su forma de ser y estar en los sitios. Tenía un buen talante y era una persona que transmitía alegría y vida. Era vitalista, entusiasta y afectuoso, disfrutaba de los encuentros y las conversaciones, que de forma fácil y amena, entablaba con todo el mundo. Ha sido y será un referente para la militancia hoacista por su opción apasionada por el mundo obrero y del trabajo, y por su espiritualidad cristocéntrica. Fue un ejemplo visible de contemplativo en la acción.

Su fuente era el Evangelio, al que de forma habitual hacía referencia. En especial las citas de Mateo 25 y el versículo de Miqueas que sintetiza lo que el Señor desea de nuestra forma de proceder: actúa con justicia, muestra amor y misericordia, y vive con humildad ante Dios. Rufo llevó estas claves a su militancia y en su día a día: buscó siempre ser justo defendiendo al débil, con acciones y con palabras; mostró amor y misericordia en su familia, en el cuidado de sus mayores, en la ternura con sus nietas, y en su sensibilidad para con los desfavorecidos; y reconocía con humildad su impotencia cuando, a pesar de su entrega, no lograba que cambiaran las cosas.

Fue un sembrador de esperanza,

de espíritu crítico, de lucha por los débiles,

y de la convicción de que el ser humano

es merecedor de dignidad, de igualdad y de justicia

Amaba la naturaleza, la contemplaba, respetaba y protegía. Esa misma sensibilidad le movía también a mirar a las personas, a contemplarlas, a sentir a su lado, a respetarlas y a luchar por ellas. Sus reflexiones, sus conocimientos y sus convicciones podían surgir en cualquier encuentro casual en las calles del barrio, en el debate de una asamblea o en medio de una concentración. Sus preguntas y sus respuestas nos llegaban con palabras, pero su fe y su pensamiento nos llegaban con obras. Fue un sembrador de esperanza, de espíritu crítico, de lucha por los débiles, y de la convicción de que el ser humano es merecedor de dignidad, de igualdad y de justicia. 

El compromiso por una sociedad más justa lo inició en su etapa de salesiano, en las huelgas del campo de mediados de los años 70. Con su incorporación a la HOAC, lo llevó a cabo como delegado sindical de CCOO en su lugar de trabajo, un centro de investigación agrícola del gobierno de Aragón. Y en su jubilación, de forma activa desde la Federación de Jubilados y Pensionistas del sindicato. Militancia que compaginó con su afiliación al Partido Comunista de Aragón y a Izquierda Unida.

En el barrio donde siempre han vivido, se implicó en las luchas y reivindicaciones vecinales y se integró en la comunidad de la parroquia de San Mateo

En el barrio donde siempre han vivido, se implicó en las luchas y reivindicaciones vecinales y se integró en la comunidad de la parroquia de San Mateo. Parroquia que se caracteriza por haber mantenido a lo largo de los años una vida comunitaria intergeneracional, abierta a la realidad del barrio, organizada y gestionada por la comunidad de fieles y con un explícito compromiso social. Por ejemplo, formando parte de la Delegación de Pastoral Obrera de la diócesis.

La vida de Rufo ha sido muy fructífera y ahora plena del todo en la casa del Padre, donde se habrá reunido con Rovirosa, Malagón y tantos militantes de la HOAC que nos precedieron y que nos siguen indicando el camino. 

Damos gracias a Dios Padre-Madre, por su vida y por todo lo que hemos recibido de él.

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