"El psiquiatra nos ha dicho que mi hijo no puede contarnos todo lo que pasó" Los padres del menor abusado en un colegio del Opus: "Mi hijo ha intentado suicidarse tres veces"

(J. B.).- "A veces, mucho peor que el sonido de lo que escuchas es el silencio de lo que no oyes". "¿A qué te refieres?", preguntamos. Sabemos que la madre está llorando porque le están rodando dos lágrimas enormes por las mejillas. Ni un cambio en el gesto de la cara. Ni un quiebro en el tono de voz. Ni una mano restregando los ojos. "El psiquiatra nos ha dicho que mi hijo no puede contarnos todo lo que pasó". Quienes hablan son los padres del menor abusado en el Colegio Gaztelueta, gestionado por el Opus Dei, y cuyo caso está siendo investigado en Roma por mediación del Papa Francisco. La entrevista es de Pedro Simón en El Mundo.

En la misma, los progenitores relatan aquellas experiencias que su hijo ha conseguido relatarles, y que dejaron honda huella en el chaval, que entonces contaba 12 años y hoy es mayor de edad. A los 14 años, dos después de los abusos, logró contarlo por primera vez. "Tras aquel esfuerzo, el niño quedó mudo: estuvo hasta seis meses sin decir ni una palabra después de aquello".

Ahora, con el respaldo papal -y la ausencia de contactos por parte del obispo, Mario Iceta, y de la Prelatura, que parece haber tomado partido por el presunto abusador- está en marcha una querella criminal contra el docente, numerario del Opus Dei.

"Empezó a contarnos que había un profesor que se le llevaba al despacho, que cerraba la puerta, tapaba las ventanas y le decía que se quitara la camisa. Que lo pasaba mal porque se lo llevaba muy a menudo. Decía que el profesor no le dejaba irse. Nos contó lo de los tocamientos con mucho esfuerzo. Casi deletreando. Siempre te dices que puede haber habido más, cosas que no nos quiere contar, pero te agarras a que no. A raíz de aquel curso, mi hijo ha intentado suicidarse tres veces", relatan los padres, que han tenido que abandonar temporalmente su hogar tras haber sufrido amenazas anónimas.

Y es que, pese a los esfuerzos por la tolerancia cero, todavía existen muchas resistencias a aceptar las denuncias en el interior de la Iglesia. En el otro lado, las continuas llamadas de apoyo y las horas de escucha del obispo Juan José Omella -uno de los encargados de llevar al Papa este tipo de cuestiones- y del vicario general de Bilbao, Ángel María Unzueta.

"Queremos que haya un reconocimiento expreso de los hechos, porque lo necesita mi hijo para su recuperación, queremos una petición sincera de perdón y una reparación de la víctima: que se le den cauces para que mi hijo pueda salir adelante", señala el padre de la víctima. La madre echa en cara "que en el colegio supieran del sufrimiento y sólo se dedicaran a negarlo. No sabes el daño que eso hace. A la familia. A la víctima. Eso no sé si podré perdonarlo algún día".

Después de muchos meses, el chico se decidió a contarlo, y los padres fueron a hablar con la dirección de Gaztelueta. "Nos dijeron que habían hablado con el preceptor y que éste había reconocido todo -señala el padre-. Nos contaron su explicación. Según él, lo había hecho para fortalecer el carácter de nuestro hijo. Que si le quitó la camisa fue porque hacía calor. Que si le enseñó fotos era para que viese la evolución sexual de una mujer". Al cabo de un tiempo, la única respuesta del colegio fue apartar al docente y enviarle a Inglaterra.

Ahora, preocupados por la recuperación -¿posible?- de su hijo, la familia asegura que "hemos recibido llamadas que cuelgan. Recomendaciones de gente que te dice que lo dejes. Y también amenazas directas que está investigando la Ertzaintza. Un par de veces. Dos jóvenes. Me dieron en el hombro por calle y me dijeron: «Tened cuidado con lo que hacéis. Os vais a enterar»".

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