Bautizarse, ¿para qué? Compromiso con el agua
¿Qué hemos hecho los millones seguidores de Jesús de Nazaret, que en 20 siglos ni siquiera hemos garantizado el derecho al agua de todos los niños del mundo?
¿Hemos mirado para el cielo, para la tierra, o en realidad para ninguno de los dos?
El próximo domingo celebramos la fiesta del Bautismo de Jesús. ¿Para qué se bautizó Jesús?
Fuimos, como Jesús, bautizados con agua, ¿para qué?
Sabiendo para qué se bautizó Jesús también sabemos para qué nos bautizamos nosotros.
Jesús se bautizó de adulto, con el agua del río Jordán, consciente y responsable de lo que hacía, asumiendo compromisos muy concretos con los pobres de Galilea.
El agua es un producto decisivo para el futuro de la humanidad: el agua es vida, el agua limpia y se limpia, el agua forma parte del 71 % de nuestro cuerpo, al que equilibra hídricamente. El nivel de sal en los mares es del 3,4 %. Si subiera al 6 % la vida en ellos sería imposible, como pasa en el Mar Muerto. El cuerpo humano posee la misma proporción de agua que el planeta Tierra: el 71 % y nuestra sangre la misma salinidad que el agua del mar: el 3,4 %.
El primer alimento que necesitamos es el aire, y el segundo el agua: estamos contaminando mucho los dos, pero sobre todo el agua. En 2010 hemos enviado al mar 8 millones de toneladas de residuos. Al ritmo que lo vamos aumentando, para 2025 alcanzaremos los 155 millones de toneladas. Cada español generamos 450 kilos de residuos al año.
Cuatro millones de niños mueren anualmente en el mundo por falta de agua. Unos 2.500 millones de personas enferman al año en el Tercer Mundo por enfermedades derivadas de la carencia de agua, o por beber agua no potable.
El agua, que debería ser patrimonio universal y exclusivo de toda la humanidad, se ha convertido en un negocio más del capitalismo. Se está privatizado sin parar. A causa del cambio climático va a ser, cada vez más, un bien escaso. Va a tener más valor que el oro o los diamantes: estos no son comida ni bebida, el agua sí; sin agua no hay vida. Va ser mucho más importante que el petróleo: para el petróleo hay alternativa, para el agua no. Sin petróleo se puede vivir, sin agua imposible. El agua va a ser el oro azul del futuro.
El agua puede ser la causa del mayor conflicto geopolítico del siglo XXI, ya que se espera que en el 2025 la demanda de este elemento tan necesario para la vida humana será un 56 % superior a la disponibilidad del mismo.
¿Qué hemos hecho los millones seguidores de Jesús de Nazaret, que en 20 siglos ni siquiera hemos garantizado el derecho al agua de todos los niños del mundo?
Los grandes millonarios y los bancos mayores del mundo como JP Morgan, Citigroup, ICBC, Bank of America, Wells Fargo, Banco de Construcción de China, Bank of China, CMB, Banco Agrícola de China, USBC, Deutsche Bank, y HSBC, llevan años haciéndose cada vez más con el control mundial del agua.
Por otra parte, grandes magnates de las finanzas, desde EE.UU. con la familia de los Bush hasta Hong Kong con Li Ka-sing, pasando por los Emiratos árabes que tienen mucho petróleo pero no tienen tierras de cultivo ni agua, están comprando millones de hectáreas de tierra en Africa, no solo para la producción de productos industriales, sino también para hacerse con el agua para producirlos o su consumo directo. Con su mucho dinero compran inmensas extensiones de tierras dotadas de agua con ríos, acuíferos, lagos, etc., así como grandes empresas dedicadas a la ingeniería hidráulica. El BM señala que Compañías Multinacionales e inversores extranjeros adquirieron en los últimos años 227 millones de Has. tan solo en fincas mayores de 1000 hectáreas, casi todas ubicadas en las cuencas de los grandes ríos del continente africano, la gran mayoría con destino industrial, no alimentario, pues la agricultura a pequeña escala, respetuosa con el medio ambiente, pese a ser la más numerosa en cuanto a número de granjas, solo ocupa un 25% de la superficie agrícola del mundo y sin embargo esta agricultura familiar produce el 80% de los alimentos que se consumen en el mundo, mientras que los grandes monocultivos intensivos industriales ocupan el 75% de las tierras y usan la mitad de los recursos empleados en la agricultura, pero esta agricultura industrial solo produce un 20% de los alimentos, porque su finalidad no es producir alimentos para las personas, sino cultivar soja y maíz para la fabricación de piensos o combustibles, la palma aceitera para fabricar champú o chocolatinas, algodón y otras fibras para la enorme industria de la ropa barata. Por tanto, el objetivo de la agricultura industrial no es alimentar al mundo, sino transformar las tierras de cultivo en una mercancía más. China está invirtiendo en Brasil, la Argentina, Angola, la República Democrática del Congo, Camboya, Laos, Rusia, Kazajstán, Mozambique, Tanzanía, Zambia, Filipinas, Camerún y Sierra Leona (Ver Grain, www.grain.org; Comité de Seguridad Alimentaria Mundial, FAO, PNUMA).
Los países más afectados por estas compras masivas de tierras son: Sudán, Pakistán, Kazajstán, Camboya, Birmania, Uganda, Filipinas, Indonesia, Laos, Turquía, Ucrania, Tailandia, Mozambique, Tanzania, Uganda, Zimbabue, Ruanda, Zambia, Madagascar, Nigeria, Camerún, Brasil, Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia y Argentina, todos con graves problemas de desnutrición.
Un joyero catalán compró 200.000 hectáreas en Gambia, y el multimillonario T. Boone Pickens es propietario de los derechos de agua del acuífero de Ogallala (EE.UU), que le permite drenar aproximadamente 245.000 millones de litros de agua al año: son ejemplos de cómo la tierra y el agua están pasando, cada día en más cantidad, a manos privadas. (Ver Piratas y Pateras: Icaria editorial)
Bautismo de Jesús:
Jesús se bautizó para
-“evangelizar (dar buenas noticias) a los pobres”,
-“proclamar a los esclavos la libertad”,
-“devolver la vista a los ciegos”
-“poner en libertad a los oprimidos”
-“y proclamar la gracia (la amistad) del Señor” con los hombres
Por eso Jesús se dirige tantas veces a los pobres (a los que da de comer), a los enfermos (a los que cura), a los esclavos -lo eran la gran mayoría de la gente- (para ofrecerles libertad), a los ciegos (para devolverles la vista), a los oprimidos (para darles liberación) y a hablar a la gente de un Dios Padre, amigo entrañable, compasivo, misericordioso, y no de aquel Dios amenazante, duro, furioso, castigador y vengativo que proclamaba la religión judía.
Nuestro bautismo:
Recordar nuestro bautismo debe producir hoy en nosotros los mismos efectos que produjo en Jesús: dar de comer a los hambrientos, de beber a los sedientos, curar a los enfermos, etc. Hacer que todo el mundo tenga acceso a agua potable y suficiente, y tierra para poder alimentarse.
Denunciar, como Jesús a los ricos, que hoy explotan a los pobres, los maltratan, los humillan, los expolian, los dejan sin los más elementales medios de vida, les hacen sufrir, les cortan la ilusión por la vida y los obligan a emigrar, sobre todo en Africa, América del Sur, la India, Bangladés, etc. porque los dejan sin tierra, sin agua, con unos gobiernos que se dejan corromper por las multinacionales, que no defienden a los pobres y los ignoran casi por completo, peor aun, les hacen daño a sabiendas como el desalmado y cruel presidente USA (que separó a los padres de los niños), o un partido político como ese nuevo de España enfurecido contra los inmigrantes, que ya solo por eso debería darle la espalda todo el mundo (“fui forastero y no me acogisteis”).
Ofrecer a los empobrecidos de hoy, no una religión de espiritualismo alienante, conformista, manipuladora, opiácea, frustrante, ritualista, sino un mensaje de liberación, de lucha por los oprimidos, de ser liberados de los de los opresores y a estos de oprimir, de cumplimiento de los derechos humanos, de igualdad entre todos, de fraternidad y solidaridad, de justicia y de amor, respeto y cuidado de la creación, de delicada dedicación de los enfermos e impedidos, de trabajo dignificante de la persona, de esperanza e ilusión por la vida desde la vinculación de la dimensión más inmanente a la más trascendente como plenitud definitiva para toda la humanidad y toda la creación.
Un abrazo muy cordial a tod@s.-Faustino
faustino.vilabrille@gmail.com
¿Hemos mirado para el cielo, para la tierra, o en realidad para ninguno de los dos?
El próximo domingo celebramos la fiesta del Bautismo de Jesús. ¿Para qué se bautizó Jesús?
Fuimos, como Jesús, bautizados con agua, ¿para qué?
Sabiendo para qué se bautizó Jesús también sabemos para qué nos bautizamos nosotros.
Jesús se bautizó de adulto, con el agua del río Jordán, consciente y responsable de lo que hacía, asumiendo compromisos muy concretos con los pobres de Galilea.
El agua es un producto decisivo para el futuro de la humanidad: el agua es vida, el agua limpia y se limpia, el agua forma parte del 71 % de nuestro cuerpo, al que equilibra hídricamente. El nivel de sal en los mares es del 3,4 %. Si subiera al 6 % la vida en ellos sería imposible, como pasa en el Mar Muerto. El cuerpo humano posee la misma proporción de agua que el planeta Tierra: el 71 % y nuestra sangre la misma salinidad que el agua del mar: el 3,4 %.
El primer alimento que necesitamos es el aire, y el segundo el agua: estamos contaminando mucho los dos, pero sobre todo el agua. En 2010 hemos enviado al mar 8 millones de toneladas de residuos. Al ritmo que lo vamos aumentando, para 2025 alcanzaremos los 155 millones de toneladas. Cada español generamos 450 kilos de residuos al año.
Cuatro millones de niños mueren anualmente en el mundo por falta de agua. Unos 2.500 millones de personas enferman al año en el Tercer Mundo por enfermedades derivadas de la carencia de agua, o por beber agua no potable.
El agua, que debería ser patrimonio universal y exclusivo de toda la humanidad, se ha convertido en un negocio más del capitalismo. Se está privatizado sin parar. A causa del cambio climático va a ser, cada vez más, un bien escaso. Va a tener más valor que el oro o los diamantes: estos no son comida ni bebida, el agua sí; sin agua no hay vida. Va ser mucho más importante que el petróleo: para el petróleo hay alternativa, para el agua no. Sin petróleo se puede vivir, sin agua imposible. El agua va a ser el oro azul del futuro.
El agua puede ser la causa del mayor conflicto geopolítico del siglo XXI, ya que se espera que en el 2025 la demanda de este elemento tan necesario para la vida humana será un 56 % superior a la disponibilidad del mismo.
¿Qué hemos hecho los millones seguidores de Jesús de Nazaret, que en 20 siglos ni siquiera hemos garantizado el derecho al agua de todos los niños del mundo?
Los grandes millonarios y los bancos mayores del mundo como JP Morgan, Citigroup, ICBC, Bank of America, Wells Fargo, Banco de Construcción de China, Bank of China, CMB, Banco Agrícola de China, USBC, Deutsche Bank, y HSBC, llevan años haciéndose cada vez más con el control mundial del agua.
Por otra parte, grandes magnates de las finanzas, desde EE.UU. con la familia de los Bush hasta Hong Kong con Li Ka-sing, pasando por los Emiratos árabes que tienen mucho petróleo pero no tienen tierras de cultivo ni agua, están comprando millones de hectáreas de tierra en Africa, no solo para la producción de productos industriales, sino también para hacerse con el agua para producirlos o su consumo directo. Con su mucho dinero compran inmensas extensiones de tierras dotadas de agua con ríos, acuíferos, lagos, etc., así como grandes empresas dedicadas a la ingeniería hidráulica. El BM señala que Compañías Multinacionales e inversores extranjeros adquirieron en los últimos años 227 millones de Has. tan solo en fincas mayores de 1000 hectáreas, casi todas ubicadas en las cuencas de los grandes ríos del continente africano, la gran mayoría con destino industrial, no alimentario, pues la agricultura a pequeña escala, respetuosa con el medio ambiente, pese a ser la más numerosa en cuanto a número de granjas, solo ocupa un 25% de la superficie agrícola del mundo y sin embargo esta agricultura familiar produce el 80% de los alimentos que se consumen en el mundo, mientras que los grandes monocultivos intensivos industriales ocupan el 75% de las tierras y usan la mitad de los recursos empleados en la agricultura, pero esta agricultura industrial solo produce un 20% de los alimentos, porque su finalidad no es producir alimentos para las personas, sino cultivar soja y maíz para la fabricación de piensos o combustibles, la palma aceitera para fabricar champú o chocolatinas, algodón y otras fibras para la enorme industria de la ropa barata. Por tanto, el objetivo de la agricultura industrial no es alimentar al mundo, sino transformar las tierras de cultivo en una mercancía más. China está invirtiendo en Brasil, la Argentina, Angola, la República Democrática del Congo, Camboya, Laos, Rusia, Kazajstán, Mozambique, Tanzanía, Zambia, Filipinas, Camerún y Sierra Leona (Ver Grain, www.grain.org; Comité de Seguridad Alimentaria Mundial, FAO, PNUMA).
Los países más afectados por estas compras masivas de tierras son: Sudán, Pakistán, Kazajstán, Camboya, Birmania, Uganda, Filipinas, Indonesia, Laos, Turquía, Ucrania, Tailandia, Mozambique, Tanzania, Uganda, Zimbabue, Ruanda, Zambia, Madagascar, Nigeria, Camerún, Brasil, Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia y Argentina, todos con graves problemas de desnutrición.
Un joyero catalán compró 200.000 hectáreas en Gambia, y el multimillonario T. Boone Pickens es propietario de los derechos de agua del acuífero de Ogallala (EE.UU), que le permite drenar aproximadamente 245.000 millones de litros de agua al año: son ejemplos de cómo la tierra y el agua están pasando, cada día en más cantidad, a manos privadas. (Ver Piratas y Pateras: Icaria editorial)
Bautismo de Jesús:
Jesús se bautizó para
-“evangelizar (dar buenas noticias) a los pobres”,
-“proclamar a los esclavos la libertad”,
-“devolver la vista a los ciegos”
-“poner en libertad a los oprimidos”
-“y proclamar la gracia (la amistad) del Señor” con los hombres
Por eso Jesús se dirige tantas veces a los pobres (a los que da de comer), a los enfermos (a los que cura), a los esclavos -lo eran la gran mayoría de la gente- (para ofrecerles libertad), a los ciegos (para devolverles la vista), a los oprimidos (para darles liberación) y a hablar a la gente de un Dios Padre, amigo entrañable, compasivo, misericordioso, y no de aquel Dios amenazante, duro, furioso, castigador y vengativo que proclamaba la religión judía.
Nuestro bautismo:
Recordar nuestro bautismo debe producir hoy en nosotros los mismos efectos que produjo en Jesús: dar de comer a los hambrientos, de beber a los sedientos, curar a los enfermos, etc. Hacer que todo el mundo tenga acceso a agua potable y suficiente, y tierra para poder alimentarse.
Denunciar, como Jesús a los ricos, que hoy explotan a los pobres, los maltratan, los humillan, los expolian, los dejan sin los más elementales medios de vida, les hacen sufrir, les cortan la ilusión por la vida y los obligan a emigrar, sobre todo en Africa, América del Sur, la India, Bangladés, etc. porque los dejan sin tierra, sin agua, con unos gobiernos que se dejan corromper por las multinacionales, que no defienden a los pobres y los ignoran casi por completo, peor aun, les hacen daño a sabiendas como el desalmado y cruel presidente USA (que separó a los padres de los niños), o un partido político como ese nuevo de España enfurecido contra los inmigrantes, que ya solo por eso debería darle la espalda todo el mundo (“fui forastero y no me acogisteis”).
Ofrecer a los empobrecidos de hoy, no una religión de espiritualismo alienante, conformista, manipuladora, opiácea, frustrante, ritualista, sino un mensaje de liberación, de lucha por los oprimidos, de ser liberados de los de los opresores y a estos de oprimir, de cumplimiento de los derechos humanos, de igualdad entre todos, de fraternidad y solidaridad, de justicia y de amor, respeto y cuidado de la creación, de delicada dedicación de los enfermos e impedidos, de trabajo dignificante de la persona, de esperanza e ilusión por la vida desde la vinculación de la dimensión más inmanente a la más trascendente como plenitud definitiva para toda la humanidad y toda la creación.
Un abrazo muy cordial a tod@s.-Faustino
faustino.vilabrille@gmail.com