“Encontraréis al Niño acostado en un pesebre”
Cientos de familias quedaron totalmente sin casa en Ruanda
Tenemos en la retina la imagen de una mujer anciana de Ruanda, con la cara cogida entre las manos, los ojos llorosos, la mirada perdida y muy triste porque se quedó sin la pobre casa que las lluvias torrenciales de este año, más intensas que nunca, se la llevaron por delante, arrasándola por completo, y no solo a ella, sino que otras 1210 familias también quedaron sin casa y 4100 sufrieron graves daños, además de sumir en profunda impotencia a miles de familias que tenían su esperanza en las cosechas sembradas, también arrasadas por las lluvias. Consecuencia: año de hambruna.
Otra imagen es la de dos misioneras de los Sagrados Corazones visitando una familia, donde se ve la tristeza de la pobreza gravada en sus caras, y “los huesos de un hombre entubados en pieles sedientas” como escribió Gaspar García Laviana de los pobres de Nicaragua.
Si después de 20 siglos del nacimiento de Jesús de Nazaret, aun 800 millones de personas pasan hambre a diario, uno de cada dos niños sufre desnutrición crónica en Guatemala, las mujeres en Haití o Kenia tienen que dar sexo a cambio de agua, si cada día mueren de hambre 6400 niños, ¿dónde está la Navidad?¿Eso es Navidad?
Esas misioneras pertenecen a una congregación que ejerce en Ruanda una profunda labor social, sanadora y educadora, como lo hacen igualmente allí las Dominicas de la Anunciata y las Misioneras de Vida y Paz.
Muchas gracias a cuantos, a través de ellas, os habéis solidarizado con los pobres de Ruanda y Guatemala apoyando muy generosamente los cuatro proyectos de cooperación para 2019 de esas tres instituciones:
Ellas y vosotr@s, sí sois Navidad.
Que os la deseo muy feliz con un abrazo muy cordial a tod@s.-Faustino