CARTA A LOS OBISPOS VENEZOLANOS

SIN BUENA FE NO HAY CREDIBILIDAD

En Venezuela, los que se presentan como pastores, hablando de la verdad y del dolor que sufren  los pobres y humildes, no ven otros responsables  de esa miseria que los actores de la revolución bolivariana. Maduro, el tirano y dictador, esta el primero en la lista de los terroristas que masacran al pueblo venezolano.

Desde los primeros tiempos de la revolución chavista que Chávez definía como humanista, cristiana y anti-imperialista, el episcopado coincidió con el punto de vista de Washington que esta revolución tenia que desaparecer. Todos conocemos la complicidad del episcopado con los golpistas de 2002 que tuvieron a pena el tiempo de decir al pueblo venezolano que iban a acabar con su Constitución. Carmona, el presidente del patronado, considerándose ya como el nuevo presidente declaro nulo la constitución  que el pueblo se había dado por referéndum nacional. A su lado estaba el cardenal de aquel tiempo dando, sin duda, gracias a Dios por ese cambio de régimen.

Por supuesto que el episcopado de hoy sabe todo de las estrategias elaboradas para lograr el cambio de régimen. Si el golpe de estado, de 2002, no ha resultado eso no quiere decir que sus autores han abandonado la lucha para acabar con esa democracia participativa que da al pueblo un poder que no esta, según ellos, a su alcance.

En la ultima carta de los obispos venezolanos no se descarta, en ningún momento, los distintos actores en la crisis que vive el pueblo venezolano. Me imagino que los obispos, siendo de buena fe, identificarían esos actores, conocidos de los que tienen ojos para ver y oídos para entender.  Me permito enumerar los mas importantes que los obispos conocen muy bien.

Washington sigue siendo un enemigo, decidido a terminar con este régimen de la revolución bolivariana. Centenares de millones  de dólares son investidos años después años para acabar con ella. Los obispos lo saben, pero en ningún momento toman la palabra para denunciar el intervencionismo de E.U. que va en contra del derecho internacional y que las Naciones Unidas  condena. Tampoco hablan de las sanciones y de la guerra económica que toca directamente al pueblo frágil y desamparado.

El cuatro de agosto 2018, un drone, con explosivos potentes, tenia como misión de matar al presidente y a sus principales colaboradores, tanto en el seno del gobierno como en el del ejercito. Todos estaban reunidos en la plaza cuando una explosión se produjo. Felizmente, la explosión se produjo antes de lo previsto. De ese acontecimiento, los obispos no hablaron nunca. CNN, por su parte, confirmo, hace poco, los hechos. No hay duda que los obispos estaban a lo tanto de todo eso.

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Mas reciente, tuvimos la oportunidad de leer las declaraciones de cada uno de ellos sobre la urgencia para que el gobierno deje entrar, sin control alguno, la ayuda humanitaria para los mas necesitados. El presidente Maduro, a oponerse a que esa ayuda humanitaria entré al país sin que sea averiguado todo, como es el caso en todos los países, pasaba por un presidente sin alma y sin consciencia. Todas las declaraciones de esos obispos nos sacaban las lagrimas de los ojos, tanto era impresionante la empatía que tenían por los niños y los viejos sin medicamento y ayuda humanitaria. Tras ese cuento, los obispos sabían muy bien el propósito de la entrada de esos camiones dentro de la frontera de Venezuela.  Unas semanas mas tarde, le tocaba al New York timesde confirmar la versión de Maduro sobre el incendio de los camiones que puso a descubierto el engaño que había tras ese cuento. Hasta la Cruz roja internacional no quiso meterse en eso y por algo.

En su carta, el episcopado encuentra muy cruel y inhumano de provocar un paro de electricidad de varios días en todo el país. Por supuesto, en su profunda análisis, descubrió que el responsable de ese crimen era Maduro y su equipo. No les pasaron a la mente que otros actores que los del gobierno pudieran estar tras ese ataque de la principal central eléctrica de Venezuela. Si uno se pregunta ¿a quien sirve el crimen? La declaración del Presidente que confirma que esa operación es obra de una acción concertada entre Chile, Colombia y Washington no aparece interesar a los obispos. Callan de completo una supuesta complicidad de Washington y otros para generar una crisis dentro del pueblo.

Bueno, pudiéramos seguir, enumerando los distintos actos terroristas que se produjeron en guarimbas.  En aquel tiempo los obispos llamaban a la desobediencia civil. Al igual, pudiéramos hablar, de la crisis alimentaria y de la falta de medicamentos que ciertos servidores de la oposición y de Washington, guardaban en bodegas y contenedores para, justamente, acentuar la atmosfera de crisis humanitaria.. Por supuesto que los obispos saben todo eso.

Si no lo dicen, no es porque no saben, sino para tirarlo todo del lado del Maduro y del gobierno. Si eso se llama la buena fe de parte del episcopado, habrá que explicarme en que consiste la buena fe.

Al tener un solo lado de la medalla y a silenciar todo el otro lado, el episcopado manifiesta su mala fe, la cual le quita toda credibilidad.

Oscar Fortín

El 10 de abril 2019

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