Devolver la Iglesia al Pueblo de Dios

La ultima intervención del papa al Sínodo hablo de todos los bautizados que comparten la fe en Cristo y en su Espíritu como siendo plenamente Iglesia evangelizadora y infalible.

“.Después de haber reafirmado que el Pueblo de Dios está constituido por todos los Bautizados llamados a "formar una casa espiritual y un sacerdocio santo", el Concilio Vaticano II proclama que "la totalidad de los Fieles, teniendo la unción que viene del Santo (Cfr. 1 Jn 2,20 y 27), no puede equivocarse en creer, y manifiesta esta propiedad mediante el sentido sobrenatural de la fe de todo el Pueblo, cuando desde los Obispos hasta el último de los Fieles laicos muestra su consenso universal en cosas de fe y moral". »

"En la Exhortación Apostólica Evangelii gaudium he subrayado como "el Pueblo de Dios es santo en razón de esta unción que lo hace infalible in credendo", agregando que "todo Bautizado, cualquiera que sea su función en la Iglesia y el grado de instrucción de su fe, es un sujeto activo de evangelización y sería inadecuado pensar a un esquema de evangelización llevado adelante por actores calificados en el cual el resto del Pueblo fiel sería solamente receptivo de sus acciones.”

Si la historia ha convertido a lo largo de los siglos la diversidad de los dones del Espíritu distribuidos como bueno lo entiende en poderes jerarquías y institucionales, ha llegado el tiempo de devolverle al Pueblo de Dios la Iglesia. Conviene recordar ese poder que Jesús dio a su Pueblo. Lo que dio a Pedro, lo dio también al pueblo.

De cierto os digo que todo lo que ligareis en la tierra, será ligado en el cielo; y todo lo que desatareis en la tierra, será desatado en el cielo. Mt. 18,18

Se trata del mismo poder dado a Pedro : « Y á ti daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que ligares en la tierra será ligado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos. » Mt. 16,19

La fe que se expresa a través del Pueblo de Dios y la que se expresa a través de Pedro nacen del mismo Espíritu. De un lado como del otro se debe ponerse atentos al Espíritu cuyo poder transciende todas las leyes, todas las doctrinas y todas las ideologías. Las obras generadas por el amor son las que dan vida y no las generadas por la ley. El amor es el motor que guía nuestra acción. La mirada del amor sobre las realidades y las personas no esta guiado por las leyes tampoco por las doctrinas, sino por la transcendencia del Espíritu de Jesús.

En la fe, la primera pregunta que se plantea uno ante cualquier evento o persona es que me pide el amor de Jesús y no que me dice la doctrina de la Institución eclesial. Puede que los dos coinciden pero a no coincidir la consciencia del amor lo transciende todo.

Ojala que el Sínodo se ponga de acuerdo con el Pueblo de Dios autentico Cuerpo de Cristo, verdadera Iglesia. Nos será mas fácil reconocerla una vez que los poderes eclesiales y sus expresiones de poder jerarquías (títulos de clases, vestidos de prestigio etc.) hayan desaparecido de completo. Si somos todos hermanos y que tenemos un solo Padre, seamos de verdad hermanos con un solo Padre.

Que los que tienen por misión de servir que lo hagan no como autoridad dominante sino con la humildad y la sencillez de un verdadero servidor. Por el momento muchos se dicen servidores sin serlos. Tienen mas servidores a su servicio que de personas que sirven de verdad.

El papa Francisco anda en el buen camino con su proyecto de descentralización de la Iglesia institucional y su revolución del papado. Que los cardenales y obispos anden por ese mismo camino. Que se convierten en verdaderos servidores y que se pongan a la escucha del Espíritu que se expresa a través del Pueblo de Dios.

Oscar Fortin
El 18 de octubre 2015
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