¡Ay de vosotros que juzgáis "Entrevías"! (Lc 11, 39-54)

Es lectura obligada la de Lucas. Pero claro, dirán, eso no va conmigo. Yo no soy fariseo, ni legalista, ni escriba. Pues peor no reconocerlo.
Las fotos anexas corresponden a dos "San Carlos Borromeo". La de Viena sí es digna de un cardenal. En cambio ésta... parece una tenada en medio del campo


Llevo días recopilando opiniones en las distintas “bitácoras” de Religión Digital sobre el contencioso desatado en relación a la Iglesia de San Carlos Borromeo de Entrevías...

Podría parecer hasta lógico que tales opinantes apoyaran, sin más, a la autoridad constituída, Rouco; pero ¿llegar a la vesania, el sarcasmo y y la inquina con que algunos tratan a estos sufridos curas currantes?

A la par que opiniones, aparece el devenir del proceso. Una vez más he constatado que Rouco es, pastoralmente, más miserable de lo que pudiera parecer. Y si no miserable, sí un cobarde de tomo y lomo.


Otra vez --¿cuántas van?-- ha enviado por delante a su perro de presa, Fidel Herráez Vegas, a lidiar con un toro al que, en el fondo, don "Fidel-y-dad" tenía cariño --verba sua-- y a darse de bruces con el problema. En este caso no tanto, porque la artillería popular bien ha sabido disparar por elevación. Fidelis disparuit.

No me resisto a poner de manifiesto cómo tal nombre --Fidel Herráez Vegas-- se corresponde con el cargo y oficio: Fidel por “fiel”, Herráez por “férreo” y Vegas por acudir a cualquier “vega” que lo necesite. ¡Una más, Fidel! Siempre juntos “el bueno y el malo...al feo lo han echado”, necesariamente juntos.

No consta en los papeles que ninguno de los tres de la fama, Enrique de Castro y otros dos, se hayan reunido con “el señor cardenal” o les haya recibido. ¿Fuerte? Pues no, fuerte, fortísimo y “lo de Rouco”.

Pero vayamos con los contertulios de Religión Digital:

1. Hay quien se alegra de que se cierre, por salvaguardar el principio de autoridad: son, entre otros, los de rosario en el bolsillo mientras caminan orondos diciendo lo buenos que son ¡porque se dedican a recitar cansinamente una sarta de jaculatorias!; los de misal en ristre y la faca del verbo en el otro ristre;los de adoración al Santísimo con las dos rodillas porque con una podría sentirse ofendido el Señor; los del verbo de cuchillo cachicuerno sin reparar en motivos ni pararse a pensar en daños... ¿Se extrañan de la vesania desatada en la Guerra Civil contra ellos aunque por extensión también cayeran los otros?

2. Hay quien no distingue entre los motivos de las adhesiones recibidas: si esta Iglesia tenía una actividad en un alto porcentaje dedicado a los pobres y marginados --¿esto es malo?--, lo lógico es que reciba adhesiones de partidos políticos de ideario afin, CC.OO. y otros. Todos saben y se dan cuenta de que no hay motivaciones religiosas, sino políticas, como es lógico. Rasgarse las vestiduras es de hipócritas. Lo de don Bono es pura bufonada, que hace alarde de lo que ni siente ni presiente pero asiente por asistente.

3. Hay quien insulta llamándoles “malos pastores”: ¿qué importa más, el gobierno de un tal Rouco o el genuino mensaje del Evangelio y del espíritu cristiano? (lo más saludable y salvable del cristianismo). ¿Quién es el que no sigue la senda cristiana? ¿Importa más un vulgar rito que la caridad? ¡Si no viéramos la hipocresía e inercia que hay en el cumplimiento dominical...!

4. Los que creen que todos deben ser como ellos: No ven cómo se cuecen las habas en otros sitios; creen que el camino recto es seguir como siempre; no caen en la cuenta, menos mal, de la tremenda defección que hay entre la grey crédula; no se paran a pensar en un por qué distinto al suyo; confunden una serie de prácticas que nada dicen al resto de los mortales con la esencia...

5. Los que acusan de todo sin fundamento: ya que les crucifican, aprovechan para echarles encima todos los males del mundo. Les achacan de todo, lo visto y lo no visto, lo que aparece y lo que aparenta, lo sabido y lo deducido. Entre tales acusaciones una curiosa: “que no hayan sabido crear una comunidad”. ¿Es que hay verdaderas comunidades en las otras iglesias? ¿O son comunidades las cuatro viejas que se ponen el lazo azul un día al año? ¿Es comunidad el conjunto de cantoras semibeatas que ríen las gracias del prelado de turno? ¿Es comunidad la asistencia bisbiseante a misas amuermadas?

6. Los que reconocen el signo de los tiempos: las dos orillas de la Iglesia, como dice alguien, los esclavizados y adormilados por el ritual y los que sienten el soplo del Espíritu por otros derroteros. Éstos últimos son los que más “derrotas” sufren frente a los otros: incapaces de convivir con tanta esclerosis, suelen tomar otra "derrota" hacia donde más necesarios son, generalmente “a misiones”.

7. Los que todo lo reducen a pecado o no pecado, pero siempre en relación a la norma. Norma que quizá fuera establecida allá en 1423, es un suponer, por un abad que vio comer una zanahoria a un lego en tiempo de pasión... Norma que o se sienten incapaces de cambiar porque no saben cómo o la encuentran saludable para adormecerse en ella.



Que ¿cuál hubiera sido la postura, a nuestro parecer, correcta?

No es fácil ponerse en el desabrido pellejo del “Señor Cardenal”, más proclive al orden establecido que a establecer un orden nuevo, pero consideradas las cosas bajo el punto de vista de quien le importa un carajo todo este revuelo [con su pan se lo coman], el posible diálogo hubiera sido éste:

--Señor cardenal, en esta Iglesia se cometen tropelías como... y... y... Lo pongo en conocimiento de Su Eminencia Reverendísima para que tome una determinanción.

--Sí, parece grave la cosa... Vamos a recabar información [y pasa un año o pasan dos] [charla con los interesados] [valoración de lo positivo y lo negativo]

--Señor cardenal, traemos aquí los pliegos de firmas de fieles que no están de acuerdo con lo que sucede en esta Iglesia. Los que nos creemos verdaderos fieles, cumplidores, dignos... nos sentimos expulsados, denigrados y vejados en nuestras creencias.

--Hemos investigado y, ciertamente, hemos reconvenido a estos celosísimos pastores para que, siempre que puedan, conserven las formas... en su doble sentido. Incluso podrían celebrar una misa más litúrgica para Uds... ¿en latín? [y pasa un siglo y otro siglo, siglos "monteirinosdecastro"]

--Eminentísimo señor Cardenal Don Antonio María Rouco Varela... postrados humildemente a sus castas patas...

--Sí, sí, sí...Tienen Uds razón en lo que dicen... Pero la prudencia... el amor fraterno... el bien del pueblo de Dios... la corrección fraterna... el sursum corda ora pro nobis peccatoribus... volente Deo... servata servandis... quod non capis quod non vides animosa firmat fides... Miren, tras considerar el caso, vista la labor social que hacen, visto el bien que a determinada gente aportan... será mejor que Uds se jodan y no vayan más a esta iglesia. Vayan a ésta o a ésta o a ésta porque, cerrándola, tendrían que hacerlo de todas formas; además el bien pretendido sería infinitamente menor que el daño causado.

Como así ha sido: entre los firmantes de los pliegos estaba ¡Don Antonio María Rouco Varela! Así ¿quién? Pues... amén.
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