Iglesia, Europa, simbiosis o parasitismo.

1.La Iglesia y Europa. Han querido los jerarcas cristianos hacer valer su contribución al acervo cultural de Europa y colarse de rondón en la carta de identidad del nuevo ente que nace.

Con ser esto verdad, ¿por qué no argüir también, poniendo dentro del mismo "acervo", que Europa debe al cristianismo el haber sido el freno a la cultura, a la civilización y al progreso, acaparando medios, controlando productos, desviando cauces de pensamiento y, otros más rastreros, apropiándose de iniciativas, ocultando desmanes, refrenando dictaduras, asociándose a regímenes corruptos o tiranos, siempre por tener erguido el candelabro de la fe, es decir de la sinrazón?

2.Si de aportaciones se trata... Se defiende la jerarquía desbancada, pretextando y divulgando las grandes aportaciones del cristianismo a la cultura de occidente. De nuevo el pasado como espantajo del presente.

Con igual tono cínico o socarrón, podríamos afirmar que idéntico legado hemos recibido de los banqueros flamencos, “creadores” de tanta riqueza; o de los comerciantes holandeses que contribuyeron a unir mundos; o de los conquistadores españoles que incorporaron un continente a la “civilización”; o de los corsarios de los mares caribeños que torcieron rumbos en el arte de navegar; o de las sociedades geográficas inglesas que “tanto” hicieron por África; o de las multinacionales farmacéuticas que en tan alto grado han contribuido a aliviar el sufrimiento; o de los buscadores de oro que “colonizaron” el oeste americano...

Todos han contribuido a la cultura, pero nadie se la arroga como poseedor actual de su pasado periclitado.
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