Padre Revilla: in memoriam. Van a por él (6/9)


Una camioneta como ésta.

VI.- Cuatro falangistas son/
con un tirano de aldea
.

Era un día de bochorno;
se sienten renquear motores
y sombras no conocidas
se acercan a sus portones.

El sol está en lo más alto.
Una vecina lo oye.
Son las dos. La camioneta
lenta la calle recorre.

Tras ella un "coche de punto"
que al punto todos conocen:
Isiquio, el de Villodrigo,
el que va dando las órdenes,
arrellanado y ufano
su orgullo de hiena impone.


Una caterva de niños,
cuando es novedad un coche,
atraídos por el ruido
tras ellos brincan y corren.
Es la calle principal,
allí vive con Dolores,
donde hoy juegan a los bolos
cuando ceden los calores;
una casa solariega,
una casa con balcones,
con patio a su mano diestra
y huellas que el tiempo esconde.

Son cuatro esbirros armados
que, distanciados, se ponen
de modo y manera que
cualquier huida le corten.

El corazón, encogido,
dentro del pecho se rompe
cuando en la puerta resuenan
de los sicarios los golpes.
Con gritos, con amenazas,
con juramentos feroces,
urgen que se abran las puertas
y bajen más que veloces.

Ante tales se presenta,
con temor y grave porte
aquél que pasó sus días
ahuyentando los temores.

Como aquellas mariposas
cegadas por los faroles
que no pueden hacer nada
y a la luz vuelan veloces;
como quien, para librarse
de sueños y aprehensiones
cree que es liberación
no huir de sus captores;
como aquél que se imagina
valentón frente a ladrones
y se convence a sí mismo
de enfrentarse a fanfarrones...
sabedor de lo que quieren
no les pregunta ni el nombre.

El niño aquel de diez años (1)
que, viendo, todo lo oye
recuerda que dijo el fraile:
“¿Qué buscáis, salteadores,
quizá a una tuberculosa
y a un loco?”.
No le responden.

A punta de sus fusiles
en el camión, a empujones,
lo suben. Y allí, sus miedos,
por detenidos, se rompen.

Contrasta su gravedad
con la de esos bravucones
que ya saben de antemano
qué destino le suponen
al cobrarlo, cual botín,
de sus garras de coyotes.

(continuará)

(1)Ángel, hoy de 79 años, de mote “El Negro”.
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