"Pauper clericus sed non pauper monaca"

Ni entro ni salgo en el millón y medio, o "sólo" medio millón, de las monjas que, por su bien y contra su voluntad, han sido "exoneradas" de tan pesada carga. Dicen los mal pensados que era "dinero negro". Ni mucho menos. El dinero --siempre es fruto del trabajo-- era suyo, con plena seguridad ganado honradamente. A pesar de la ironía inicial, no encuentro escándalo alguno en la posesión de tal peculio.Por otra parte, todo lo que sea "robar a un ladrón" (y no pretendo decir que Hacienda lo sea), tiene al menos mi leve beneplácito. Y la policía debe actuar a su favor.

Pero este asunto sí me retrotrae a la vivencia que los mismos monjes tenían en otros tiempos de la acumulación de riqueza y la filargüría de que se habla en I Timoteo, amor al dinero, de sus propios conmilitones. Véase la forma de expresarlo:


EVANGELIUM:
Initium Sancti Evangelii secundum marcas argenti.

In illo tempore dixit Papa romanis: "Cum venerit filius hominis ad sedem maiestatis nostrae, primum dicite:'Amice, ad quid venisti?' At ille si perseveraverit pulsans nil dans vobis, eicite eum in tenebras exteriores".

Factum est autem, ut quidam pauper clericus veniret ad Curiam domini Papae, et exclamavit dicens: "Miseremini mei, saltem vos, hostiarii papae, quia manus paupertatis tetigit me. Ego vero egenus et pauper sum; ideo peto, ut subveniatis calamitati et miseriae meae".

Illi autem audientes indignati sunt valde et dixerunt: "Amice, paupertas tua tecum sit in perditione. Vade retro, Sathanas, quian non sapis ea quae sapiunt nummi. Amen, amen dico tibi: 'Non intrabis in gaudium domini tui, donec dederis novissimum quadrantem'.

Pauper vero abiit et vendidit pallium et tunicam et universa quae habuit et dedit cardinalibus et hostiariis et camerariis. At illi dixerunt: "Et hoc, quid est inter tantos?". Et eiecerunt eum ante fores; et egressus foras, flevit amare et non habens consolationem.

[Apud Bura Sancti Benedicti, anno 1230]

HOMILÍA:

Carísimos hermanos en Cristo, vagaudas y goliardos que en esta taberna os encontráis. Enjundioso en verdad es este evangelio y profundo su mensaje. ¿Creéis, en verdad, que habla de aquellos des-almados que no tienen compasión? Pues no.

No me fijaré en aquellos encumbrados señores que parecen ser el objeto de la diatriba evangélica. No son ellos, ésos que rigen los arcanos destinos de la Iglesia, los anatematizados. El verdadero mensaje de este evangelio se centra en un personaje, en ese miserable pobre impertinente.

Pecador es el pobre con aspiraciones, que no se contenta con el hermoso destino que Jesús enalteciera como primera bienaventuranza;
pecado capital su vano deseo;
pecado es importunar cuando no se puede ni se debe ascender;
pecado es tratar de chantajear al que gobierna;
pecado es molestar con dolencias que a nadie interesan a quellos que velan por nuestros intereses;
pecado es, en fin, no hacer propias las palabras de Cristo: "A los pobres siempre los tendréis entre vosotros".

Fijaos en esa pequeña preposición, "entre": no dice "debajo de vosotros" ni "ante vosotros" ni desde luego, menos "contra vosotros". Dice "entre vosotros". Recapacitad por un momento, hermanos carísimos, si es que los efluvios del vino os lo permiten.

Los pobres han de estar siempre donde siempre han estado, "entre" los que son iguales a ellos, los pobres sólo deben vivir dentro de su estamento.

Suprema audacia, pecado maligno, aspiración satánica es lo que mueve a ése que el evangelio llama "pauper clericus". Con razón lo denomina "pauper", porque su mayor pobreza es su apocado espíritu. ¿Os dais cuenta de lo que acarrea la pobreza de espíritu?

Quedémonos pues, amigos vagaudas, en esta taberna, saboreando el mal vino que aquí licuefactado nos sirve el tabernero y compadezcámonos de aquellos a los que pesados asuntos eclesiales tan de cabeza les traen que apenas si pueden levantar la testa por el peso de tanto asunto gravoso.

Vivamus ergo, ridentes et bibentes et bene viventes. Amen.

[San Incordio del Tanto Espíritu]
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