Cuando las celebraciones terminan en espectáculo...

La religión organizada que se pliega a hacerse espectáculo, termina en una verdadera feria de locos.

Como en las fiestas populares, elabora un programa que nadie entiende por escribirse en términos y caracteres ininteligibles; forma sus peñas de prosélitos, que luego serán pastores, rectores o fieles dirigentes secuestrando sus conciencias; dispone festejos con ritos que inducen al sueño de las mentes y las conciencias; crea fuegos de artificio que luego dice que son visiones celestiales; se apropia de juegos de magia y los llama milagros; saca a pasear en andas ornadas de cirios y flores a unos seres que en su tiempo fueron muestra de las mayores excentricidades vitales, cuanto más alejados en el tiempo más extravagantes ...

Con toda esta parafernalia, se adueñan de la plaza del pueblo creando un vacío alrededor imposible de sustituir so pena de quedarse sin celebración.

¿Alguien pensará que lo dicho anteriormente es un agravio a la religión?

Ni mucho menos. El espectáculo popular, aparecer ante la plebe, es consustancial a todas las religiones. No le basta con los templos, necesita la Gran Vía o la Pza. de Colón para hacerse presente. Hoy intentan también colonizar la televisión, ésa que convierte en espectáculo tanto la intimidad de la familia como el crimen más abyecto, mejor si puede retransmitirlos en directo.

Ha convertido en espectáculo barato celebraciones en teoría y según sus expresiones "sentidas", "vivas", "hondas"... que "no se pueden expresar con palabras, que son vida de la ciudad y de los cofrades", en las que los pecados se hacen expiación para ser perdonados –Semana Santa sevillana o malagueña, flagelados de San Vicente, representaciones donde no faltan las crucifixiones, "secuestro" de la Virgen del Rocío, etc--.

Si la Iglesia se ha plegado a ser "espectáculo", los ojos asépticos del cualquier criticón pueden juzgar lo que ven. Pues a fin de cuentas, ¿qué pretenden con esas celebraciones retransmitidas por TV si, como dicen ellos, "no valen como cumplimiento dominical"?.

En cambio en las celebraciones "corpore presente", no piden meros espectadores, piden participación activa y vitalista en el "sarao".

Aclárense porque lo malévolo de tal invento es que muchos sentimientos, muchos proyectos y muchas conciencias dependen de ellos.
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