"Me confieso de sentimientos"

Los sentimientos mueven al mundo tanto o más que la razón por lo que comprender y controlar sus mecanismos es todo un reto para la ciencia. La Psicología tiene mucho terreno adelantado por donde podemos caminar. En esencia un sentimiento es la forma que tiene el individuo de reaccionar, física y mentalmente, a los estímulos externos que le afectan. Puede ser también el resultado que queda de esa reacción.
Es curioso cómo la “ciencia crédula” ha aceptado el mundo de los sentimientos como “fisiológico”, como perteneciente a la “animalidad”, pero a la vez admiten que forman parte de lo que “ellos” llaman “alma”.
Quizá en esto nos debamos sentir más cercanos a la naturaleza que en el área del conocimiento. Variedad amplia la de los sentimientos:
amor, odio;
tranquilidad, ira, angustia;
alegría, pena;
euforia, depresión;
simpatía, antipatía;
admiración, repulsión, desprecio;
confianza, desconfianza;
miedo y rechazo;
atracción, repulsión, asco y lástima;
empatía, autodesprecio, envidia;
éxito, frustración;
satisfacción, culpabilidad...
Los sentimientos más destructivos de la persona y de la sociedad son la ira, la envidia y la sospecha, porque llevan dentro el veneno del “resentimiento”. Es vital su control.
Para que los sentimientos sean fuente de vitalidad, han de ser filtrados y encauzados por la razón, tanto los positivos como los negativos. Para admitirlos, para controlarlos, para vivir con ellos, para aprovecharlos, para superarlos... De lo que surge en nosotros, nosotros somos responsables, también de los sentimientos. Es preciso conocer su causa.
Y quizá lo necesite todavía más un crédulo, porque el 99% de lo que se
