He conocido a una "mala persona".

Luego vienen los distingos, la investigación psicológica de las causas, las motivaciones, las definiciones... pero sobran disquisciones para llegar a la conclusión de que alguien es mala persona cuando uno tiene la desgracia de topar con ella.

La inmensa mayoría nos movemos en un mundo de normalidad. Sabemos que detrás o al lado hay mundos donde campan los capos de la droga, los ingenieros de las finanzas que esquilman a los pequeños ahorradores, los asesinos en serie, los terroristas de "onces-eme"... Todos estos son "de otra especie". Tienen estructura mental no humana. La sociedad se defiende con estamentos "ad hoc", leyes penales y cárceles.

En el mundo de la normalidad diaria, hay otra anormalidad: la de las "malas personas".

Yo he conocido en estas últimas semanas a una "mala persona". Y no tiene que ver con el hecho de ser o no ser religiosa, creyente, practicante... No, no tiene nada que ver. Una persona es mala independientemente de que crea o no crea, de que practique o no practique.

Una de las múltiples riquezas expresivas del castellano es la que hace relación a la distinta colocación del adjetivo o más propiamente la que distingue entre adjetivo y epíteto. No es lo mismo decir "mala persona" --epíteto-- que "persona mala" --adjetivo--.

El epíteto no añade información suplementaria al sustantivo, porque el mismo sustantivo contiene en su concepto lo que el epíteto añadiría (v.g. la blanca nieve). En nuestro caso es como decir que la maldad se ha hecho estructura psíquica en la persona y tal persona es mala, per se. La "mala persona", es. No es un "suceso".

Por su parte la "persona mala", la que de vez en cuando comete malas acciones, puede llegar a ser "mala persona" con su actuar malvado persistente. No por cometer una maldad uno es "mala persona".

Cuántas veces, junto a la noticia de un asesinato, hemos visto a madres que defendían la bondad intrínseca de su hijo, ése que acababa de matar alevosamente a otro... Ellas han guardado dentro de sí el fondo de bondad que late dentro del que ha obrado de manera letal. Y es posible que así sea; es posible que tal homicida no sea "mala persona", aunqué sí "persona malvada".

Es mala persona la que ha hecho hábito de maldad; la que ha generado dentro de sí un carácter perverso; la que busca hacer el mal y se solaza en él; la que pretende destruir la vida de los demás buscando el goce personal en la realización del mal; la que maquina, inventa, busca con afán modos de destruir al otro.

He conocido a una persona así. Su condición femenina parece que le añade un agravante de perversión, un agravante sibilino, sinuoso, inextricable, casi misterioso.

Sí, lo repito, he conocido a una "mala persona". Y conscientemente afirmo que ese calificativo es lo peor que se puede decir de alguien.

¿Cómo reaccionar? ¿Se puede buscar la venganza cuando se sufre su aliento fétido henchido de malignidad? Sinceramente NO. En primer lugar porque buscar la venganza es ponerse a su altura (o bajura) moral.

Pero sobre todo porque las "malas personas" son infelices. Su madad las corroe.

Y todavía más. Porque más bien pronto que tarde su propio psiquismo se cobrará justa venganza. Generará dentro de sí su propia ruina, incluso física. Las malas acciones continuadas nunca son gratuitas.

Al hablar de tal "ser" he podido sentir hasta compasión. He llegado a pensar que, a no tardar, abandonará este mundo. Es la defensa de la naturaleza, de la especie humana que se siente amenazada.
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