El dolor de Kitamori

El libro “Teología del dolor de Dios” del teólogo japonés Kazoh Kitamori, publicado por Sígueme se vende en un portal de libros antiguos y descatalogados por 15 €. Si alguien busca saber “en profundidad” (expresión teológica) lo que es el dolor, merece la pena, y no perder el tiempo en esos tratados médicos que llevan necesariamente a la morfina.
Habla Kitamori, por supuesto con conocimiento de causa, del dolor de Dios y del Jesús histórico (debe haber otro Jesús que no es histórico, claro). Del dolor como esencia de Dios (capítulo 4º) y de la mística del dolor, del dolor de Dios y la ética, del dolor oculto, de contemplar el dolor de Dios…
Cita:
El dolor del hombre se convierte en símbolo del dolor de Dios, porque Dios y el hombre están unidos mediante la condición del dolor. El dolor del hombre, sin embargo, es la realidad de la ira de Dios contra el pecado.
Kitamori no sabía al escribir el libro lo que sabe cualquier adolescente que se duele de su amor despechado: el masoquismo. Todo el libro es un monumento a la exaltación del masoquismo.
Lo que uno se pregunta, incluso antes de abandonar el libro por amargo, es qué entiende Kitamori por “dolor”. Igual se refiere a un dolor simbólico, alegórico, metafórico… teológico, que nadie sabe cómo es y que por supuesto no duele. Desde luego no puede estar hablando de ese dolor que cualquier sufridor padece cuando su columna se ha desplazado o sus cálculos renales se han atascado. Si habla de este dolor cuando se refiere al dolor de Dios, desde luego que está alucinando, desvariando, o sea, inventando. Y toda invención personificada deriva en mitología.
A todos los “kitamoris” que en el mundo cristiano han sido se les podría reunir en un aula de Psicología para ver si su intelección del dolor cobraba otro cariz. Posiblemente pudieran entenderlo de otra manera.
No es que la Psicología pueda dar contestación a la necesidad que tiene el hombre de matar a Dios, pero si se comparan conceptos, más cerca de la inteligencia de la persona normal están los conceptos psicológicos que los teológicos.
Un nuevo tropezón que nos da de bruces contra el valladar crédulo cuando preguntan: ¿pero tú tienes fe? Porque si no tienes fe no puedes entender nada. Ya. Yo no puedo entender “Jesús padeció y murió por mis pecados, para redimirme de ellos y traerme la salvación”. No lo entiendo… porque no lo acepto, pero todas las palabras sé lo que dicen. Mi inteligencia se niega a admitir los conceptos. ¿Y los que tienen fe sí lo entienden? ¿O lo admiten porque siempre lo han admitido y nunca han dudado de ello?
Pero estamos con el dolor. En síntesis viene a decir la psicología, más específicamente la freudiana, que habla de un Dios a quien primero hemos hecho hombre para tenerlo a mano y al que finalmente acabamos matando, para hacerlo resucitar a continuación, cerrando así el "ciclo de esta auténtica cosmogonía en la que el hombre se hace Dios”. Para Freud la religión es una neurosis que tiene su origen en el complejo de Edipo --primeros años de la infancia, vivencias inconscientes-- y cómo se conecta con la muerte del padre primordial.
Dicho así es una simpleza, pero si tal simpleza se explica en doce o veinte sesiones de una hora cada una, quizá se llegue a entender algo. Frente a las sesiones de adoctrinamiento cristiano que llevan horas diarias en años enteros de siglos y siglos completos, bien poco esfuerzo es.
Explicación por explicación, abstrusas las dos, prefiero la más cercana al hombre, porque si hay una cosa clara es que los hombres han creado a los dioses a su imagen y semejanza y que hay tantos dioses cuantas culturas hay en el mundo. Y cada cultura ha elegido el dios que más se adecuaba a sus necesidades de comida, abrigo y reproducción.
Quería haber traído aquí la colección de cruces que tienen las religiones y he derivado en el sempiterno Freud. Otro día será, basta por hoy, ya estoy cansado.