Hay testimonios que no pueden caer en el olvido, en ser migajas de un día. Ayer, 17 de diciembre de 2007, en el artículo “Los orígenes astronómicos de Cristo” leí comentarios que me parecieron sumamente interesantes por lo que de vivencia personal manifiestan.
Por eso, haciendo un corte en la trayectoria hacia el solsticio de invierno, los rescato para consideración de quien esto lea.
Firman “NO IMPORTA”, “SARUCE” y “EMERITO A GUSTO”. Con quien firma sin firma (. /) todavía no me atrevo a disentir. Es mucha pluma.
I.- “NO IMPORTA”.
Querido Blogger, he leído la serie de artículos que versan sobre el tema con gran interés, porque me apasiona la curiosidad y el conocer detalles de todo tipo, como los que aquí revelas.
Desde mi humilde teclado, quiero aportar algo a estas discusiones: Dios existe y está vivo, y actúa en mi vida, y supongo que en la de más gente, movido por amor. Y está más cerca de nosostros de lo que jamás imaginamos, pero no va a hacer nada por entrometerse en tu vida, aunque vas a tener oportunidades de sobra de descubrirlo ahí a tu lado. Mira, siento que Dios está vivo, y que es Amor.
Y me parece fantástica toda la explicación que das del credo mediante observaciones astronómicas, y he de decirte que me da igual si piensas que todo es una alegoría, porque ni volúmenes innumerables razonados como tus artículos pesan más que una única experiencia en mi vida.
Cuando escucho a gente que niega a Dios, y me parecen hasta incluso posibles sus razonamientos (como podría ser el caso de este post), me acuerdo de dicha experiencia concreta con una persona concreta, y lo que supuso para mí, y se acaban las dudas. Porque a partir de ese momento, entendí que Cristo vive, que se encuentra en personas que incluso no saben lo cerca que están de él, y que es posible vivir el Evangelio en su esencia de manera concreta, en el mundo de hoy.
Y estoy feliz, porque me siento querido, y porque se me quiere porque sí, y no por mis méritos o deméritos. Y siento que no hayas tenido nunca una experiencia de ese tipo, porque entonces no escribirías así. Pero te animo a que apagues un poco tu cerebro y te dediques a sentir y vuelvas a la inocencia, descubrirás que no todo está podrido y que nos quieren engañar, como solemos pensar normalmente. Un saludo
II.- SARUCE
Siempre os he respetado, amigos de AHSC, y creo haber comentado en otra ocasión, que preparáis una buena argumentación, dirigida al fin que buscáis.
Es difícil, muy difícil, explicar la fe, o sus fundamentos personales, pero las palabras son el único camino de comunicación entre humanos, y hay que intentarlo (quizás necesite dos cuadros).
Hace más de treinta años, un hombre, aún joven, buscaba su propio espíritu. Criado en el catolicismo, hasta los pocos años, y viviendo en un entorno católico, encontraba un vacío enorme entre sus creencias de antaño, la realidad de la iglesia, y su propia conciencia...
... Ese joven leyó libros de espiritualidad de diversos autores, épocas y religiones, realizó cursos de teología, desde una óptica que se podría calificar como aséptica.Un buen día, tuvo una gran necesidad de Dios, y habló con Él, desde su conciencia, por primera vez, en muchos años.
Estuvo sentado en un malecón del paseo marítimo, hasta que decidió volver a casa. Allí tomó un Nuevo Testamento, regalado por un amigo protestante, y lo leyó, casi de corrido.Os puedo decir que él no hizo otra cosa que confiar en un Dios desconocido, que le regaló la fe, y un amor para que lo repartiese.
Su travesía del desierto terminó aquel día.
Ese hombre firma como SARUCE en el blog.
III.- EMERITOAGUSTO.
NOIMPORTA – SARUCE.
Hace más de cuarenta años, un hombre, aún joven, criado en el catolicismo, y viviendo en un entorno católico practicante, educado en colegio religioso, deseaba profundizar en su fe. Y además, por aquel entonces, estaba de moda en los seglares.
Fue en Salamanca, allá por los años del Concilio Vaticano, (el segundo, ¿eh?, porque el primero...) cuando la Iglesia vivía en ascuas. Todavía hoy recuerda los enfrentamientos dialécticos entre el profesor de Dogmática (tridentino berroqueño como las columnas del Vaticano) y el de Biblia (un escriturista muy preparado que sabía interpretar las Escrituras como Dios manda, y que rechazaba los argumentos bíblicos para explicar ciertos dogmas.) Ya esto le abrió la mente.
Terminó sacando la licenciatura en Sagrada Escritura.
Fue entonces cuando aconteció la ruptura. Esa ruptura vino "no repentinamente" (como a san Pablo), ni por un acontecimiento concreto, sino a medida que "más" se iba formando en la Teología: el descubrimiento personal, racional, de que los Evangelios no son más que una "acomodación" de las “profecías” a la persona de Jesús de Nazaret.
Doctrina muy bien elaborada y ajustada, posteriormente (¿o anteriormente?) por Pablo de Tarso, el fariseo más “fariseo”, y que fue el “verdadero fundador” del Cristianismo.
Lo suyo fue todo un proceso, y no corto ni fácil; tampoco traumático. Lo demás vino de la mano. Y precisamente, como trayectoria de “la propia coherencia”, no basado en la incongruencia ajena. Y sucedió lo mismo que haces cuando te decepciona tu pareja o tu mejor amigo: abandonarlo. Luego, ese joven maduro tomó contacto con el mundo de la psiquiatría, y así ha terminado de “chalao”. Aquel joven, hoy “en senectud”, firma en este blog como EMERITO AGUSTO.
La Historia ha venido demostrando suficientemente que la Iglesia cristiana, desde los primeros tiempos, ha "abducido" los ritos profanos, no sólo "sacralizándolos", que ya encerraban todos algo de "mistérico"; sino que, para evitar magias y nigromancias, los "divinizó". Por eso, quien mezclaba lo "profano" con lo "sagrado" cometía una profanación, un "sacrilegio". La prueba más contundente la tenemos en los "sacramentos" y sus rituales.
La Iglesia "divinizó" ritos profanos de la mayoría de las civilizaciones que marcaban las diferentes etapas de la vida de una persona: nacimiento, mayoría de edad, bodas, ritos curativos...
Entiendo que el "problema" no está en la "fe", sino en la "credulidad".
De lo que se trata, en este blog de Humanismo es de "intentar" inducir a los "creyentes-crédulos" no a que "no crean", sino a que "no crean", si creen, en lo que sea “increíble”.
Y, a partir de ahí, intentar abrir los ojos a otras personas que pueden estar viviendo, sin darse cuenta, las mismas "ficciones" que yo me creía a pie juntillas como dignas (dogmas) de fe y doctrina divina. Sin traumas ni excoriaciones espirituales.