La gracia de estado, los hechos, la personalidad.
| Pablo Heras Alonso.
Nadie puede estructurar su personalidad adulta prescindiendo de sus etapas formativas (infancia, adolescencia, relación familiar…). En la persona del que se ha consagrado al Señor esto lleva a verdaderos conflictos de personalidad, porque se aúnan a un tiempo tres instancias, siempre en conflicto:
- Su propia evolución psicológica y los deseos normales de llevar a cabo un trabajo personal donde realizar un proyecto de vida.
- El mensaje repetido y reiterado hasta la saciedad de que “es Dios quien lo ha elegido” y, en tercer lugar,
- el devenir final de su función, depender totalmente de sus superiores y repetir una y otra vez los mismos ritos y protocolos sacros, es decir, conversión en funcionario y burócrata de la religión.
El sacerdote –dígase lo mismo del fraile y la monja—tiene una vinculación excepcional a una función: es esa función la que justificará su vida, la que confirmará el destino al que ha sido llamado y donde su existencia encontrará su entidad y ser. Y no es así.
En la vida real, "del mundo", sólo aquel que ha puesto en juego todos los recursos que su personalidad le brinda, podrá decir que ha realizado un proyecto vital “suyo”. Esto sólo puede suceder en la incorporación del individuo al mundo, a la sociedad…
El funcionario de la fe no vive en el mundo real, vive en un "constructo", mundo al cual quiere incorporar a sus fieles. Dirán que sí hay misioneros y religiosos que entregan su trabajo, su tiempo y su capacidad a menesteres relacionados con la sociedad. Cierto, pero ¿es ésa su misión? ¿No están suplantando o incorporando su actividad formas de vida, proyectos laborales, realizaciones, granjas, escuelas… que son propias de la sociedad o que no son privativas de su pertenencia religiosa?
El religioso que en la isla de Virac atiende a capas de población sin protección sanitaria, no es distinto al médico a sueldo del gobierno o miembro de Médicos sin Fronteras. Por más que, luego, en el reservado de su “casa religiosa” lleve a cabo ritos y oraciones propias de su congregación. Hasta se podría interpretar como una huida para “realizarse” vitalmente.
Una persona normal, incluso cuando se convierte en burócrata, siente dentro de sí que ha sido él quien ha logrado ese puesto, quien ha elegido por "oposición" el trabajo "soñado". El sacerdote no, “le han puesto ahí” para que haga lo ordenado. Dice a este respeto Eugen Drewerman:
…la psicología del clérigo, basada en la interpretación teológica de su propia personalidad, se empeña en mantener una imagen de sí mismo que contrasta con su verdadera existencia, como el cielo con el infierno. Ser clérigo no puede ser un producto de la voluntad individual. Querer “ganarse” por sí mismo una gracia que sólo se obtiene por la acción de Dios sería la temeridad más monstruosa, algo así como una simonía psíquica.
Como dice el mismo autor, “no se puede elegir ser clérigo; el clérigo es elegido”.
Desde fuera se podrían ver estos asuntos como excesivamente teóricos, como si todo fuesen palabras. Pero no es así desde dentro. Es un plano teórico que continuamente repiten tanto ellos mismos en sus prédicas como sus mandatarios en la fe.
Porque, una de dos, o son ciertas las palabras tan repetidas de “No me elegisteis vosotros a mí, fui yo quien os ha elegido a vosotros” (Juan, 15,16) y en ese caso lo dicho arriba es una tremenda realidad, o no es así en el plano real, que el sacerdote “se ha hecho cura” porque ha querido él y “ha seguido la vocación con decisión propia y elección libre”.
Si el cura no se ha convencido de lo primero, de que “sin mí no podéis hacer nada" (Jn 15, 4), mal le irá y estará tergiversando la letra y el espíritu de su elección y no habrá llegado a identificarse con la excelsitud de su llamada; y si cree que es él el que pone sus virtudes, capacidades, éxitos, en definitiva, toda su personalidad, al servicio de su misión, estará contraviniendo y falseando el fundamento teológico de su elección.
Porque el sacerdote adquiere un nuevo ser, una entidad que no es debida a sus propias capacidades sino a la gracia de Dios. ¿O no es esto lo que dicen? Si el sacerdote dice que elige su función, que la adapta a su personalidad, que la desempeña porque él es así de bueno… está, lisa y llanamente, pecando de vanidad, de orgullo, de arrogancia y, en definitiva, del pecado por el que fueron defenestrados los ángeles, de soberbia.
La "gracia de estado" de que hablan es un grado más en la consideración teológica del asunto, es decir, en el plano teórico en que se mueven sus predicaciones sobre el sacerdocio. "Gracias" a esta gracia especial el sacerdote podrá superar los desequilibrios psicológicos sobrevenidos y a sobrevenir. De hecho no es así.
Tal "gracia de estado" debería alcanzar los efectos siguientes:
- que el clérigo (sacerdote, fraile, monja) se justifique vitalmente por su función, no por lo “humano” que es, por su risa franca, por su apertura, sentimental, por su actividad compulsiva, por sus logros catequéticos…
- que llegue a vivir su oficio sacerdotal como la más alta dignidad que puede tener el ser humano (¿por qué será que ahora quieren todos pasar desapercibidos?¿Por qué será que hay tan pocas vocaciones?
- que la personalidad del “ungido” quede revestida de una “objetividad” sagrada, donde las acciones personales no signifiquen otra cosa que ser consecuencia de una vivencia
- sentir que su ser se ha transmutado o transferido para otra misión excelsa muy diferente a aquello en que se suele traducir su vida: rosario, bendición con el Santísimo, misa… y “las cuentas parroquiales”…
- que el sacerdote viva esa transformación como un don de Dios, que se sienta libre de sí mismo… sin masturbaciones, sin deseos, sin rollos sentimentales, claro está.
En todo lo dicho subyace una cuestión importante: la ruptura existente entre la vida y el propósito que busca la religión, la sublimación de la teoría que difícilmente se encarna en la realidad.
En términos más vulgares, voluntarismo puro, pensar que, por acceder al sacerdocio y recibir una ayuda divina especial, la personalidad cambia, se sublima.