Lo mucho que ha hecho la Iglesia por los pobres.
Los pobres siempre han sido muy útiles para la pervivencia de las Iglesias.
Digamos que, de los pobres, también se han servido los extintos o a extinguir partidos comunistas... ¡para empobrecerlos más!
El pobre es una moneda de fácil utilización y de cómodo intercambio. A veces éstos ni se enteran de la utilidad que tienen para ser usados como bálsamo de las conciencias atormentadas.
Cuando el pobre comenzó a ser "él mismo" y demandó cultura, las religiones le dieron doctrina; cuando pedía pan, le daban trozos de oblea; cuando exigía justicia, le enseñaban resignación; cuando suplicaba igualdad social, le daban sumisión a la autoridad; cuando buscaba otros trabajos, le daban ánimos; cuando buscaba escuelas para sus hijos, le daban sacristías para el catecismo; cuando ansiaba un mínimo bienestar, le consolaban con las maravillas de gracia que atesora la pobreza...
Y si gritaba, se sublevaba y reventaba por las cuchilladas de la injusticia, le serenaban los ánimos con rejones de justicia, la que estaba al servicio del rezo.
La pobreza ha estado presente en toda la historia de la Iglesia... la pobreza de los demás.
De la Historia General de la Iglesia se pueden sacar muchas otras "historias" edificantes. Persecución sanguinaria contra los paganos, destrucción de todo el entramado del clero oficial, imposición de nuevos credos, cruzadas, aceptación obligada de nuevas ideas, temor generalizado a tribunales de conciencia...
También lecturas edificantes basadas en leyendas de mártires, enaltecidos hasta la extenuación; glorificación de vidas en existencias antinaturales: vírgenes, ermitaños y demás "consagrados"; teologías "ad náuseam"; escritos y más escritos extrayendo doctrina de cualquier banalidad neo o veterotestamentaria...
Por no pecar de obcecados o tendenciosos, verdad es que se han de salvar muchísimos aspectos positivos del ayer creyente: educación cristiana, organización de la vida, examen de conciencia, seriedad en el trabajo, educación moral, visión de la trascendencia... todo bajo la férula de una clase religiosa dominante y agobiante.
¿Y dónde queda hoy la otrora omnipresente Iglesia? Hay rasgos que descuellan indicativos de una implacable decadencia y avejentamiento, como el fundamentalismo (regreso a los fundamentos)de sus más eximios orates, los primeros JP-2 y B-16; en áreas sociales deprimidas, cierto compromiso político de la Iglesia (la Iglesia toma del comunismo su afán renovador de la sociedad con resultados de marcha atrás y escaldamientos: revoluciones de baja intensidad, guerrillas, lucha campesina); presencia entre las capas deprimidas de la sociedad al modo como la conciencia social lo realiza (ONGes, vivir entre los pobres, comedores sociales, albergues, escuelas...).
Y siempre a vueltas con los pobres. Por mor de hacer suyas las recomendaciones del Maestro, realiza ejercicios de ingeniería espiritual para urdir el concepto de "pobreza espiritual". Los fieles cristianos deben ser "pobres de espíritu", es decir, vivir "como pobres". Sutil diferencia: como pobres pero no pobres. Y es que sucede que en la pobreza no hay término medio, o se es o se finge.
Frente a este concepto, se alza la sociedad: en primer lugar porque la pobreza es un mal a erradicar, como lo puedan ser la viruela o el tifus; en segundo lugar porque la pobreza de espíritu --el no estar apegado a la riqueza de forma que todas las energías caminen en esa dirección-- es peculio de cualquier persona. La sociedad valora más la salud, la amistad, la familia, el disfrute de las cosas de la vida... Acaparar dinero por su mera posesión no deja de ser un tipo especial de neurosis obsesiva.
La verdadera pobreza es un sentimiento de incapacidad que no puede tener el que “se hace pobre entre los pobres”. El "pobre espiritual" siempre tendrá detrás el refugio conventual del que salió: ésa es la forma de vivir la Iglesia la pobreza, no es un “quiero y no puedo”, sino un “puedo, pero no quiero”. Y quienes verdaderamente se hacen pobres viviendo entre ellos, lo que pretenden y por lo que luchan es por erradicar la pobreza en su entorno. Para eso sólo se necesitarían políticos HONRADOS.
Siempre "historias" de compromisos con la Historia.