¿Qué pinta un católico no practicante?

Las encuestas son datos coyunturales de los que hay que extraer consecuencias estructurales. 

Estoy repasando encuestas del CIS que tenía guardadas, de años pasados, sobre la religiosidad en España.  Si en algo pueden estar errados los datos es a la baja, porque el proceso de "secularización" camina ya a pasos algo elongados.  A grandes rasgos:


• se declaran católicos el 73% de los españoles: 34,3 millones (engloba a los que creen en Dios [59%] y a los que creen en algún espíritu o fuerza vital [21%]que nos rige y gobierna)
• 15% “no creyente": 6.25 millones
• 8,3% “ateos": 3,5 millones
• 2,1% creyentes de otra religión: 1 millón.

Para nuestro propósito, nos centramos en ese 73% de españoles, que es un cajón de sastre donde caben las más diversas opciones y, sobre todo, opiniones. No hace falta acudir “demasiado” al CIS para darse cuenta de algo que todos perciben: de ese número, pocos pueden decirse católicos practicantes a carta cabal. Porque si de algo se lamenta la Jerarquía es que la sociedad “pase” de lo que, sobre moral, práctica religiosa, presencia social… digan los dirigentes eclesiásticos.

Y añadimos más aún: la gente “pasa” de eso y de la religión en general. Lo contrario sería pensar en una religiosidad oculta vivida en privado, y sabemos que no es el caso.

De esos 34,3 millones que creen “en algo”, “en Dios” y dicen ser católicos, declaran

• no pisar la iglesia nunca o casi nunca, el 61,2%, es decir, 20.990.000
• alguna vez al mes o varias veces al año, 25,1, lo que da un número de 9.500.000 católicos
• “casi” todos los domingos y festivos, el 13,7%, es decir, 4.699.000 católicos.

Añadamos un dato sintomático de años ya muy pasados: dejando aparte el amorfo montón de “católicos no practicantes”, fue en una encuesta de 2004 cuando el número de “ateos” o “no creyentes” superó al de “católicos practicantes”. Ya en 2009 la diferencia comenzó a ser significativa. Y para no confundir opciones políticas, fue en el periodo de gobierno del PP cuando el crecimiento –o el decaimiento de las prácticas— fue mayor y significativamente más acusado.

Estudios complementarios al informe del CIS de lo que piensan sobre su creencia o sobre su fe unos y otros, lleva a conclusiones pasmosas. Incluso entre aquellos que se declaran asiduos del rito hay quienes creen verdades esenciales, admiten fenómenos paranormales, dudan de lo que practican… Unos ejemplos de ese 73% que se declara católico:


• Jesús era hijo de Dios: SÍ - 47% NO - 25% DUDA – 26%
• Nació de una virgen: SÍ - 41% NO - 41% DUDA –16%
• Resucitó después de muerto: SÍ - 43% NO - 38% DUDA – 17%
• Existen los ángeles: SÍ - 32% NO- 52% DUDA – 15%
• Existe el demonio: SÍ - 29% NO - 56% DUDA – 13%

Un número significativo de creyentes practicantes manifiestan creer en la astrología, el mal de ojo, la reencarnación, los fantasmas, la videncia, la comunicación con los muertos y la existencia de personas con poderes maléficos, como las brujas. En pura lógica administrativa, debieran ser considerados herejes y expulsados.

Pero a lo que venimos aquí: ¿puede en conciencia o en ciencia la Jerarquía católica considerar “de los suyos” a aquellos que no pisan la iglesia nunca o casi nunca, que no conocen la fe que deberían conocer, que niegan las verdades más elementales y que se dejan llevar por creencias mistificadoras, esotéricas o eclécticas?

En otras palabras, ¿qué es un católico no practicante? ¿Qué implicaciones tiene esa ausencia de práctica religiosa en el conocimiento y vivencia de la fe?

Católico no practicante es aquel que asiste esporádicamente a bodas, bautizos, comuniones, entierros (y eso porque no suele haber otro rito para celebrar esos acontecimientos); es el que dice que cree en Dios “pero no en los curas”; es el que discute cualquier afirmación de la Jerarquía… Es aquel que, proprio motu, no acudirá jamás a una iglesia: es decir, es un “no creyente que en la encuesta, por decir algo, ha dicho que es católico”. Más que nada, porque “ateo” es casi insultante o porque… “en algo hay que creer”.

Una cosa es clara a la vista del proceso vital de la religión católica en España. Muchos de los que dicen que creen lo único que representan es una masa informe que aúna sincretismo, esoterismo, creencias que no tienen la más mínima virtualidad en su vida y que de vez en cuando asoman en conversaciones o haciendo bulto en ceremonias religiosas.

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