La secta cristiana, "heri et hodie".


Esta mañana me detenía en la plaga sectaria que se está extendiendo por Sudamérica, ocupando los espacios que deja libres o faltos de energía vital la creencia católica.

¡Pero esto mismo es lo que hizo el cristianismo desde sus inicios hasta su consolidación! Y lo llevó a efecto en todos los lugares de la tierra donde plantó su cruz/espada.

¿Qué pensar entonces? ¿En lo dañinas que son estas nuevas? ¿En el relativismo histórico que se desprende de esta reflexión? ¿En el "nihil novum sub sole"? ¿En que todas las creencias, por antihumanas, deben ser perseguidas?

En un contexto de creencias no existe libertad de criterio ni, en consecuencia, libertad de juicio. El entorno también define a una secta: el reo ya está condenado o el acusado es inocente, dependiendo de su pertenencia, simpatía u hostilidad hacia el grupo.

Pero es esa libertad/capacidad para pensar lo que define a la persona como ente autónomo en un entorno donde las más variadas y enmarañadas determinaciones están atenazando su capacidad crítica.

Una secta puede ser objeto de ludibrio social si el entorno en que se mueve es hostil; y a su vez esta misma secta, conseguida la aceptación del entorno, proyecta sobre las otras los motivos de escarnio que a ella le aquejaban.

Piénsese en cómo a la secta cristiana le colgaban el sambenito de ateísmo contra el estado, de infanticidio seguido de canibalismo, de incesto incluso. Y cómo en los siglos finales del medievo, los cristianos acusaban prácticamente de lo mismo a los judíos, con niños crucificados y demás sandeces.

De los primeros tiempos tenemos el testimonio de uno de los suyos, Minucio Félix. Las acusaciones, lo sabemos, eran infundadas, pero también lo eran las cristianas respecto a judíos, brujas, místicos, neoconversos...

Marco Minucio Félix (fines del s. II). Octavio (c.197). Eligen [los cristianos] entre la escoria más profunda a los más ignorantes y a las mujeres crédulas que se dejan arrastrar por la misma fragilidad de su sexo y forman así una multitud dispuesta a la conjuración sacrílega, que por medio de reuniones nocturnas, de ayunos y de alimentos indignos del ser humano, sellan una alianza...; gente que busca el secreto y huye de la luz, muda en público y charlatana en los rincones... La esperanza falaz burla su pavor y les engatusa con el consuelo de una nueva vida... ...ritos repugnantes...he oído que adoran la cabeza del asno... Hay quien habla de que veneran en sus ceremonias a un hombre castigado al mayor suplicio por su delito y la madera funesta de una cruz y les atribuye altares apropiados a depravados criminales, de modo que les hace así venerar lo que merecen (9, 1-6).

Curiosamente Octavio contesta al pagano Cecilio ¡negando que adoren a alguien que murió en la cruz! Contrástese esta frase de Octavio (29, 6) En cuanto a las cruces, ni las adoramos ni las deseamos con el comienzo de la ceremonia de Viernes Santo: Mirad el árbol de la cruz en que estuvo clavada la salvación del mundo: venid a adorarlo... y de los himnos subsiguientes: Crucem tuam adoramus, Domine...


Eso mismo, aunque en términos más civilizados, es lo que el cristianismo y las sectas sobrevenidas se achacan unas a otras: control mental, lavado de cerebro, acaparamiento de riquezas, secretismo, etc.
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