Del villancico al personaje real.

Sin embargo, en ellos se aprecian algunos apuntes que pueden gozar de cierta “consistencia histórica”, es decir creíbles sin otra salvedad que lo que la arqueología descubriera sobre Jesús:
-Hijo de José y María,
-natural de Nazaret (que parece no ser del todo cierto, por aquello de los "nazoreos" y porque Nazaret parece que no existía en ese tiempo),
-perteneciente a la clase trabajadora,
-maestro (rabino) itinerante,
-hizo causa común con los pobres y marginados, (aunque tampoco hacía ascos a los ricos)
-su doctrina “molestó” a las autoridades religiosas de su época y tampoco fue aceptada por las clases dominantes,
-sufrió persecución por parte de las autoridades romanas (no se olvide: ¡romanas!) y grupos clasistas,
-fue hecho prisionero, torturado, sentenciado a muerte y ejecutado.
La “hipóstasis” es una “hipótesis”.
No obstante, afloran unas cuantas preguntas a las que los Evangelios no responden “directamente”. Aunque sí se puede deducir lo contrario.
--¿Sabían ya los discípulos de Jesús, cuando se encontraron con él, que era “el hijo de Dios, el mesías, el cristo salvador...” y tal y tal? ¿O se encontraron con un “hombre”, con un “maestro”, un “profeta”, otro más, de la época?
--¿Qué conocía la gente sobre su vida?:
-que procedía de Nazaret (“¿De Nazaret puede salir algo bueno?”), aunque desconocían su domicilio (“¿Dónde vives?”)(volvemos sobre los "nazoreos")
-que era hijo de una tal María (ninguna alusión a que era “virgen”, al contrario, menciona a los hermanos y hermanas);
-que su padre se llamaba José (pero ignoraban que el Espíritu Santo le había hecho una “faena”),
-que ejerció el oficio de carpintero (dudoso),
-y poco más sobre su familia, sus "hermanos y parientes” que le trataron de loco.
¿No es éste el Jesús "histórico"?
A partir de aquí, sus “seguidores”, defraudados por los acontecimientos, ante el fracaso de su rabino, aplican, adaptan y acomodan al “maestro” la esperanza mesiánica, lo que les hubiera gustado que fuera Jesús. Y rivalizan con la historia de Israel y los textos proféticos encajándolos acomodadamente en su persona y en su vida. Y así surge el “mito”.
Identifican al Jesús fracasado, convicto y confeso, condenado y crucificado, con el hijo de Dios, el mesías y todo lo demás (virginidad de María, resurrección, ascensión...). A éste Jesús sí que se le podrá llamar el "Cristo de la fe". Claro, para los que se lo crean.
Dios hecho hombre. Se degrada a Dios y se deshumaniza a Jesús.
"Secuestrar" el Jesús histórico en aras de su "divinidad", rechazar los estudios literarios o de antropología relacionados con la persona del judío Jesús antes de su "exaltación" y descartar la hermenéutica actual sería ponerse una "venda en los ojos" con eso de que "la fe es ciega".
¿Por qué para otros personajes de la Historia sí hay que poner en duda su “divinización” y para Jesús no?
¡¡Lamentable agravio comparativo!!