Virtudes y defectos (de la Semana Santa)
Si exageraciones y sin excesos de caballerosidad alguna, pudiera afirmarse que, tal y como están los tiempos presentes, casi todo lo que gira en el entorno de las Cofradías y Hermandades, protagonistas principales de nuestras Semanas Santas, es perfecto o ronda las lindes de la perfección, al menos en el afán y deseo de hacerlo, y de estar haciéndolo como acto de culto y al servicio del Pueblo de Dios. Los términos “cofradías” y “hermandades” son su reto y programa esenciales. La idea de la adscripción de “Patrimonio de la Humanidad” para la Semana Santa española, facilitará cumplidamente el conocimiento de lo que ella realmente es, y de cuanto sus protagonistas trabajan y significan en su planteamiento y desarrollo.
Pero toda perfección, para serlo, lleva implícito el reconocimiento de que es imprescindible seguir trabajando para su desarrollo y mantenimiento, por lo que pueden ser de provecho sugerencias como estas:
.La clericalización de las Cofradías y Hermandades sería su ruina y su autodestrucción. Conservar el equilibrio entre clérigos y laicos es tarea imprescindible y siempre precisa, por lo que los esfuerzos para conseguirlo tendrán que ser generosos por una parte y por otra y más por la de la jerarquía eclesiástica.
. Por supuesto que tarea, vocación y trabajo de las Hermandades y Cofradías no se limitan a la organización y mantenimiento de las procesiones-estaciones de penitencia- y cultos de la Semana Mayor. En el resto del año, sus reuniones han de inspirarse en el crecimiento de la formación- educación de la fe de todos los hermanos, al amparo de la oración comunitaria, parte integrante y consciente de la pertenencia y compromiso con toda la Iglesia.
. Aunque Cofradías y Hermandades engrosan sus listados también de jóvenes, en mayor proporción que en tantos otros actos de culto y actividades eclesiales, cualquier atención especial a la juventud habrá de ser prioritaria. ¿Para cuando el propósito de intentar hacer ecuménicamente presentes y participantes a otros miembros de la comunidad ciudadana, que tal vez no rehuirían esta posibilidad? ¿Les falta por recorrer algún tramo del camino de su promoción a la mujer, en el marco y responsabilidades de Hermandades y Cofradías?
. Labor de estas asociaciones tendrá que seguir siendo ejemplarmente la preocupación y actividad social del pueblo, barrio o ciudad en la que se instalan y por cuyas calles y plazas procesionan. Tal dedicación de halla en las mismas raíces de su fundación, por lo que, en diversidad de versiones, hay que seguir siendo fieles a los principios institucionales.
. La atención a la cultura y al arte, del que las asociaciones son sus guardianes y custodios, es capítulo muy principal en beneficio de la comunidad ciudadana, y al margen de connotaciones religiosas.
. Si bien “folklore” y “pueblo” son conceptos entrañados de por sí, expresión y formas de ser de la colectividad, es posible que a veces reclamen determinadas limitaciones, cortapisas o retoques. En casos similares, los hermanos/as suelen ser más prudentes y acertados que los clérigos.
. Teología, pastoral, piedad popular, tradiciones, costumbres y liturgia oficial siempre serán referencias merecedoras de atención y respeto sagrados.
. El ejemplo de solidaridad “predicado” y ejercido por parte de los cofrades -cargadores de los “pasos”, y en tantas otras actividades, ha de resplandecer de idéntico modo en la vida familiar, social y profesional, que es en donde de verdad y evangélicamente se es y se representa a la Iglesia.
. Aun comprendiendo que la mayoría de las procesiones semanasanteras respondieron a tiempos, en los que la teología del dolor exigía asidua y disciplinante reflexión acerca de la pasión y muerte de Cristo, la mínima especulación doctrinal reclama una presencia más notable del misterio de la Resurrección del Señor en el esquema y programación de los desfiles procesionales. Si Cristo no hubiera resucitado, nuestra fe carecería de sentido. Semana Santa sin Resurrección no es cristiana. Potenciar este misterio será preocupación de Hermandades y Cofradías, lo que contribuirá a darle sentido y contenido a la fe, despojándola de temores, congojas, desconsuelos y angustias, con lo que no es posible confundir el cristianismo, y menos la Iglesia.
. Insistir en que de las Cofradías y Hermandades habrá de desterrarse todo atisbo de desigualdades, en cualquiera de sus direcciones, es principio y práctica que las distinguirá a perpetuidad y en beneficio propio y ajeno.
Pero toda perfección, para serlo, lleva implícito el reconocimiento de que es imprescindible seguir trabajando para su desarrollo y mantenimiento, por lo que pueden ser de provecho sugerencias como estas:
.La clericalización de las Cofradías y Hermandades sería su ruina y su autodestrucción. Conservar el equilibrio entre clérigos y laicos es tarea imprescindible y siempre precisa, por lo que los esfuerzos para conseguirlo tendrán que ser generosos por una parte y por otra y más por la de la jerarquía eclesiástica.
. Por supuesto que tarea, vocación y trabajo de las Hermandades y Cofradías no se limitan a la organización y mantenimiento de las procesiones-estaciones de penitencia- y cultos de la Semana Mayor. En el resto del año, sus reuniones han de inspirarse en el crecimiento de la formación- educación de la fe de todos los hermanos, al amparo de la oración comunitaria, parte integrante y consciente de la pertenencia y compromiso con toda la Iglesia.
. Aunque Cofradías y Hermandades engrosan sus listados también de jóvenes, en mayor proporción que en tantos otros actos de culto y actividades eclesiales, cualquier atención especial a la juventud habrá de ser prioritaria. ¿Para cuando el propósito de intentar hacer ecuménicamente presentes y participantes a otros miembros de la comunidad ciudadana, que tal vez no rehuirían esta posibilidad? ¿Les falta por recorrer algún tramo del camino de su promoción a la mujer, en el marco y responsabilidades de Hermandades y Cofradías?
. Labor de estas asociaciones tendrá que seguir siendo ejemplarmente la preocupación y actividad social del pueblo, barrio o ciudad en la que se instalan y por cuyas calles y plazas procesionan. Tal dedicación de halla en las mismas raíces de su fundación, por lo que, en diversidad de versiones, hay que seguir siendo fieles a los principios institucionales.
. La atención a la cultura y al arte, del que las asociaciones son sus guardianes y custodios, es capítulo muy principal en beneficio de la comunidad ciudadana, y al margen de connotaciones religiosas.
. Si bien “folklore” y “pueblo” son conceptos entrañados de por sí, expresión y formas de ser de la colectividad, es posible que a veces reclamen determinadas limitaciones, cortapisas o retoques. En casos similares, los hermanos/as suelen ser más prudentes y acertados que los clérigos.
. Teología, pastoral, piedad popular, tradiciones, costumbres y liturgia oficial siempre serán referencias merecedoras de atención y respeto sagrados.
. El ejemplo de solidaridad “predicado” y ejercido por parte de los cofrades -cargadores de los “pasos”, y en tantas otras actividades, ha de resplandecer de idéntico modo en la vida familiar, social y profesional, que es en donde de verdad y evangélicamente se es y se representa a la Iglesia.
. Aun comprendiendo que la mayoría de las procesiones semanasanteras respondieron a tiempos, en los que la teología del dolor exigía asidua y disciplinante reflexión acerca de la pasión y muerte de Cristo, la mínima especulación doctrinal reclama una presencia más notable del misterio de la Resurrección del Señor en el esquema y programación de los desfiles procesionales. Si Cristo no hubiera resucitado, nuestra fe carecería de sentido. Semana Santa sin Resurrección no es cristiana. Potenciar este misterio será preocupación de Hermandades y Cofradías, lo que contribuirá a darle sentido y contenido a la fe, despojándola de temores, congojas, desconsuelos y angustias, con lo que no es posible confundir el cristianismo, y menos la Iglesia.
. Insistir en que de las Cofradías y Hermandades habrá de desterrarse todo atisbo de desigualdades, en cualquiera de sus direcciones, es principio y práctica que las distinguirá a perpetuidad y en beneficio propio y ajeno.