Artículo de Juan Manuel de Prada

Suelo desayunar los sábados con tranquilidad leyendo la prensa. Soy más de periódicos virtuales pero mi marido es más aficionado al papel con lo que el fin de semana, que estamos juntos, paso páginas en lugar de empujar con el dedo sobre una pantalla.

Reconozco que me ha sorprendido el artículo de Juan Manuel de Prada en el ABC que titula Los nidos de antaño. Es un magnífico escritor que cuenta con un pozo profundo de cultura y aunque muchas veces no estoy de acuerdo con sus tesis, siempre me dan que pensar.

El artículo de hoy hace referencia a la entrevista del papa a las revistas de los jesuitas que le ha dejado descolocado. Voy a entrecomillar algunas frases que demuestran su estado de ánimo “Opto desde hoy por no ver ni oír ciertas cosas, para no tener que callar como hago hoy” (de hecho no se calla). “Estuve muchos años entregándome alegremente al martirio, en un combate con el mundo que me ha hecho girones… convertido en el hazmerreir de todos mis colegas” “Consideraba que mi obligación no era complacer al mundo sino combatirlo hasta el último aliento”. Y para terminar, la frase más dura contra el papa: “Siguiendo el ejemplo del ilustre entrevistado, me dedicaré desde hoy a complacer y halagar al mundo, para evitar su condena”.

¿Qué es lo que no le ha gustado a Juan Manuel de Prada de la entrevista? ¿La abstención de juicio contra los homosexuales, la necesidad de dar protagonismo a las mujeres, la prioridad de la misericordia frente a la ley…? A lo mejor simplemente que el pontífice aparezca como una persona normal, sin revestirse de la aureola del poder, un hombre que habla de ópera, de literatura, de las cosas que ha hecho mal en la vida, de su condición pecadora…

La lectura de su artículo me ha producido pena porque parece que ha vivido su condición de cristiano como un martirio y si la alegría profunda de la fe y ahora, por la entrevista de un papa ¿va a dar un giro de 180º grados a su vida? ¿Tan volátil es su conciencia? Pero no tiene motivos para cambiar, pues Francisco les dijo a la representación de los religiosos americanos que no había mayor disparate que considerar que los papas siempre tienen razón. Si no le gusta lo que el papa propone, que siga su camino anterior con su martirio particular.
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