Conversiones en Francia al Islam

En un suburbio de Paris, Créteil, se ha elevado un moderno y elegante edificio que alberga una mezquita conocida como la “de los conversos”, edificada en el 2008 con un alto minarete. En su recinto se celebran todos los años 150 ceremonias en las que antiguos católicos se hacen musulmanes. No son cifras espectaculares pero se han doblado en los últimos 25 años y las autoridades, consideran que son elementos susceptibles de engrosar las filas de los terroristas, porque los conversos creen que es la mejor manera de ser aceptados entre sus nuevos compañeros de religión.

Un caldo de cultivo para estas conversiones se produce en las cárceles francesas, donde un tercio de los condenados son piadosos musulmanes. Curiosamente algunos famosos jugadores de futbol han ejercido su influencia, como Anelka, que se convirtió en el 2004 y Ribéry en el 2006, para casarse con una musulmana ¿Qué pasaría en España si Messi o Ronaldo se convirtieran al Islam? Al día de hoy de los 6 millones de musulmanes que viven en Francia 100.000 son conversos, una cifra que otras estadísticas eleva a 200.000. El mayor grupo está formado por varones menores de 40 años.

El matrimonio y la aceptación en barrios mayoritariamente musulmanes son unos de los motivos para el cambio de religión ya que, incluso entre los católicos, se celebra el Ramadán como una fiesta más. También es una manera de rechazar el modernismo, volver a los viejos valores de la familia, la división entre los sexos, y dar una respuesta al secularismo francés y su vacío espiritual.

Pero entre la población francesa se abre una preocupación por las costumbres de días dedicados exclusivamente a las mujeres en las piscinas o el uso del hiyab en las calles de Paris, una situación que supone un riesgo para las mujeres que se niegan a cubrirse en algunos suburbios.

No sé si los católicos deberíamos de sacar alguna conclusión de estas conversiones o si estamos preparados para una convivencia pacífica con un credo que venera al mismo Dios, pero que predica caminos muy distintos. En España imagino que se está produciendo el mismo fenómeno y si, de momento, no sucede lo mismo, las barbas de nuestro vecino nos alerta de que está al caer. A lo mejor la piedad de los musulmanes nos puede servir de acicate para reforzar la nuestra
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