Nacho Fernández, a quien Rumores de Ángeles da notables espacios, es un enemigo visceral del Opus Dei. Organización en la que militó muchos años. Siempre me parecieron debilísimos sus argumentos, fruto mucho más del odio que de la racionalidad, y cada vez que intentaba poner mal al Opus Dei en mi opinión él quedaba fatal y la acusada fortalecida.

Hoy, en cambio, y en un tono mucho más presentable, ha planteado una cuestión para la que yo no tengo respuesta y sí perplejidades. Esperemos que algún canonista de los que visitan el Blog nos la resuelva.

Las órdenes y congregaciones religiosas se rigen por sus constituciones que, en su inmensa mayoría, tienen prevista la elección de su superior general mediante elección que suele ser cada cuatro años. Alguna, como la Compañía de Jesús, tiene un general vitalicio. Hasta ahí no hay nada que objetar.

El Opus Dei pasó muchos años buscando su ubicación en la Iglesia y, al fin, parece que la encontró en la figura de la prelatura personal. Nada tengo que objetar a ello. Si eso es lo que les gusta y en lo que se sienten cómodos pues bendito sea Dios.

Pero la prelatura requiere un prelado. Y los prelados, según norma de Pablo VI, tienen que presentar la renuncia al cumplir los setenta y cinco años. Que el prelado del Opus Dei, monseñor Echevarría, está a punto de cumplir.

Y el prelado emérito cesa en sus funciones eclesiales. Pues cualquier lector se dará cuenta del problema que se crea. La gobernación del Opus Dei es, según entiendo, vitalicia. Así lo fue con su fundador y con Don Álvaro del Portillo.

¿Va a hacer el Vaticano la rarísima excepción de no aceptar la renuncia de monseñor Echevarría hasta su muerte? No parece probable. ¿A todos los obispos se les acepta salvo al prelado del Opus Dei?

Y si se la aceptan, ¿puede un emérito seguir siendo prelado efectivo? ¿No les habrá estallado en las manos la figura que tanto desearon?

El Opus Dei ha destacado, entre otras muchas cosas, por sus canonistas. Supongo que habrán previsto esta dificultad. Pues me gustaría que alguien nos la clarificara.

Evidentemente esta interrogación mía no tiene la menor carga antiopusiana. Apenas les he conocido personalmente pero reconozco en ellos muchísimos méritos eclesiales. Y a ellos y a los jesuitas suelo acudir cuando voy a confesarme. Pero me gustaría que alguien nos aclarara este problema.