Le creía desaparecido pero estaba equivocado. Se va a celebrar en Toledo un Congreso ateo y veo que entre sus figuras, con Leo Bassi y aquel desconocido fotógrafo extremeño que quiso ser alguien con unas fotografías sacrílegas y repugnantes, aparece el antiguo embajador de España ante la Santa Sede, a quien Felipe González mombró, con gran contento del ateo diplomático, y después cesó, con cabreo monumental del mismo.
El alcalde socialista de Toledo se desentendió de todo sabiendo que si daba acogida al Congreso se metía en un gran charco. Lo que indignó al diplomático. Felicito al alcalde por su decisión.
Vamos a tener próximamente otra agresión más a la Iglesia. Gratuita, asquerosa, intolerable. Lo único que me parece positivo de la noticia es que Puente Ojea, con sus 82 años, ya no va a participar en muchos otros actos como estos. El día en el que desaparezca definitivamente, caso de estar yo vivo, y soy quince años más joven que él, por supuesto que ni una lágrima. En todo caso una copa de cava. Riojano, extremeño o valenciano.
Uno es así. Elige sus alegrías y sus vinos.