Cuentan que en días de la República daban un mitin las izquierdas en una localidad navarra. Y que al final los enardecidos asistentes gritaban vivas al ateismo, al amor libre, al comunismo... Y un campesino navarro, entusiasmado con lo que había oído quiso participar en el entusiamo y con voz sonora gritó: ¡Viva lo pior!
Pues algo así me ocurre cada vez que leo
Redes Cristianas. Es verdaderamente indescriptible el fervor con el que acogen todo lo que es contrario a Dios y a la Iglesia. El aborto, el matrimonio homosexual, el laicismo más agresivo, la abolición del celibato, Educación para la Ciudadanía, el sacerdocio femenino, la crítica al Papa, los abusos sexuales de algún sacerdote encuentra allí aplauso, propaganda y solidaridad. Para atacar a la Iglesia todo vale.
Hoy veo que también están entusiasmados por que retiren el crucifijo de las escuelas. Lo más extraño es que se quieren Iglesia. Es más, pretenden ser la verdadera Iglesia católica. Y sacerdotes colaboran en ello. Si se llamaran redes satánicas, o ateas o simplemente laicistas se entendería. Lo que no se comprende es que se llamen cristianas. No tienen nada que ver con el cristianismo. Sólo pretenden su desaparición.