Reig Plá como símbolo

Entre las cosas que dificultan o directamente impiden el testimonio de Buen Noticia, destaca el clericalismo, denostado por el papa Francisco. Él no pudo acabar su labor quedando pendiente este problema, entre otros, para sus sucesores. Un ejemplo de clericalismo estructural lo tenemos en el cese de un obispo, disfrazado de renuncia o traslado de sede, o simplemente de no-cese cuando se le mantiene en el puesto a pesar de su incapacidad manifiesta o de cosas peores. Al fin y al cabo, los prelados son tan humanos como los demás, por lo que el cese debiera estar unido a su cargo con total naturalidad, sin humillaciones ni tampoco privilegios.

No olvidemos que, durante la cumbre de 2019 sobre los abusos sexuales, se alzaron varias voces para solicitar una mayor transparencia en el Vaticano en el tema de las causas de renuncia de los obispos.

Traigo a colación este incómodo tema ante el escándalo ocasionado por las declaraciones recientes del obispo emérito de Alcalá de Henares, Reig Plá, a quien Francisco aceptó su renuncia el 21 de septiembre de 2022 por su reiterada manera de entender su actividad pastoral. Su última barbaridad ha sido afirmar en una homilía que la discapacidad es "herencia del pecado". Cierto es que ha pedido perdón, pero la duda queda: si ha sido la presión mediática y la de algunos de sus compañeros de episcopado lo que a precipitado las disculpas. Lo digo porque eran frecuentes desbarres similares cuando ejercía como obispo titular, sin disculpa alguna.

Entre sus muchos desatinos, afirmó que las personas homosexuales irían al infierno (2012). Así, sin matices ni atención a la casuística personal, contrariamente a la actitud de Jesús de Nazaret, a quien representa cada obispo.

¿Por qué es difícil que cesen a un obispo? Para evitar que caiga sospecha sobre los obispos cesados. Esto es clericalismo. La tradición dice que el Vaticano cuando acepta la renuncia de un obispo, el foco se ponía en la “dimisión”, y no en el cese cuando esta era la causa, evitando las razones reales para evitar el bochorno -o algo más- a algunos de los obispos. Pero había indicios para adivinar las causas de fondo. Por ejemplo, cuando alguno dimitía antes de los 75 años, y no era por motivos de salud. O cuando el Papa decidía nombrar un administrador apostólico, como ocurrió en la diócesis de Almería.

El Papa Francisco promulgó normas sobre la renuncia de los obispos y cardenales. ¿Cuál fue la razón, si el Código de Derecho Canónico regula dichas renuncias? El mismo Francisco lo aclara en lenguaje, pero que se entiende muy bien: el Papa, "en algunas circunstancias particulares" puede "considerar necesario pedir" al obispo que "presente la renuncia al oficio pastoral, tras haberle dado a conocer los motivos de tal petición y escuchar atentamente sus razones, en diálogo fraterno". Su fundamento último es evidente cuando se expresó así sobre algunos obispos: “Es triste cuando se ve un hombre que busca este oficio y que hace tantas cosas para llegar hasta allí, y cuando llega allí, no sirve, se pavonea, vive solamente para su vanidad”.

Lo cierto es que en la CEE quedan todavía demasiados Reig Pla que han abusado de sus competencias en el ejercicio de sus funciones. Me vienen a la memoria Zornoza o Munilla, aunque la lista es más larga. Ocultar ceses o no cesar cuando haya razones claras, hace daño a la credibilidad de la Iglesia y lo que es peor, del Mensaje. En cambio, lo que sigue sin cuestionarse, es el uso de “Reverendísima” e “Ilustrísima” para referirse al Ordinario del lugar, incluso en algunas webs oficiales de algunos obispados. O permitir que algunas sedes episcopales se mantengan en palacetes que ondean la bandera del Estado vaticano, como si el titular fuese un gobernador imperial. Deberían llamarse a sí mismos Servidores, a secas, dada la misión encomendada desde que les nombraron obispos.

Algunos prelados no han aprendido nada; no se ven en la sinodalidad como en una pirámide invertida, donde la cumbre está debajo de la base. Especialmente no son conscientes de que las actitudes suyas alejan del Mensaje de Jesús a mucha gente. Se llama “escandalizar”.

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