A hacer puñetas.

En mi juventud universitaria, que no fue precisamente franquista, y de ello hay numerosos testimonios, el periódico Le Monde era una referencia. Mis sacrificios me costaban pues, con escasísimos peculios, el comprarlo era renunciar hasta a un bocadillo vespertino. De calamares. Que al jamón nunca llegaba.

Hoy Le Monde no es ni sombra de lo que fue y ya no es ninguna referencia para nadie. Supongo que en breve desaparecerá ante una general indiferencia.

Hoy un tal Tlink, Plink, Clink o como se llame, que no tiene importancia alguna, dice, según redes cristianas, estupideces sobre los mártires de 1936. Pepiño Blanco parece hasta un genio a su lado. He colgado, o colgaré, en JAI tal cúmulo de dislates. Os las podéis ahorrar. Pero, quien quiera, ahí las tiene. Creo que puedo decir: a mí plink.
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