La luz se va haciendo en Murcia.

Yo tuve muy claro, desde el principio, con quien estaba la razón. Y dejé constancia de ello en el Blog. Pero los enemigos del obispo eran muy poderosos y recurrían a todo. Sin el menor escrúpulo.

Lo más rastrero fue lanzar una campaña en la que se daba por segura la animadversión de los fieles hacia su obispo. Absolutamente falsa. Por las averiguaciones que hice comprobé todo lo contrario. La mayor parte del clero cerraba filas con su pastor y los seglares o desconocían el problema o estaban encantados con el obispo. También los comentarios que llegaron a esta torre eran abrumadoramente mayoritarios en el respaldo a monseñor Reig.

Una entidad civil se ha puesto a recoger firmas en favor del obispo y según leo hoy en Religión Digital han llegado ya a las cinco mil. Cifra que no es fácil de lograr por iniciativa de unos particulares. Confío en que los apoyos, indudables, del señor Mendoza, por parte de personas de la Iglesia que no deberían haberse prestado nunca a eso, no se empeñen en consumar una vileza que les desacreditaría no poco.

Si el obispo estuviera equivocado en la defensa de unos intereses que no son propios sino de la diócesis que el Papa le encomendó, y yo pienso que no lo está, la Iglesia tiene sobrados cauces para hacerle entender que no tiene razón. Prestarse a una campaña de descrédito del obispo para que le remuevan porque es incómodo a unos intereses particulares, y hasta promover el nombre del sustituto, puede entenderse en personas sin escrúpulos pero no en quienes tienen, o debían tener, conciencia. Y amor a la Iglesia.

Y si llegara algún día el caso en el que un seglar, por importante que sea en una diócesis, pueda trasladar a un obispo que no se preste a sus intereses y nombrar en su lugar otro que los favorezca, ese día esa diócesis está perdida. Y si a ello se prestan amigos de morado o colorado todavía peor.
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