Las mentiras de la cigüeña.

"Un hecho contrastable es que el Seminario de Madrid empezó a recuperarse cuando él salió. Y np ha dejado de crecer y mejorar."
No sólo no es contrastable sino que es rotundamente falso.
Mentir no. Porque los datos son tercos. Y porque es pecado. Este es el hundimiento del seminario con Martín Velasco. Número de seminaristas: 1977 - 95; 1986 - 205. La mayor subida en la historia del seminario. Por cierto, desde entonces hasta hoy no deja de bajar el número de seminaristas. Mal andamos de argumentos cuando mentimos tan descaradamente.
Está en su derecho de que le guste o no. Pero no me sea mentiroso
Primero he de decirle a ese señor que la frase no es mía. Por lo que no puedo mentir con ella.
Segundo, que me parece que quien miente es quien me tacha de mentiroso porque sabe perfectamente que en 1986 sólo había una diócesis madrileña y ahora son tres. Habrá que summar a los seminaristas de Madrid los de Getafe y Alcalá para comparar con los días de Martín Velasco.
Tercero, habría que ver también, la perseverancia de los seminaristas en los días taranconianos y después.
Cuarto, de lo que era aquel seminario da cuenta también el hecho de que no pocos seminaristas estaban horrorizados de lo que allí se vivía y se refugiaban en soluciones como las que les ofrecía quien después fue gran obispo de Getafe, monseñor Pérez y Fernández Golfín.
Quinto, los datos de 1986 corresponden ya al "involucionismo" del cardenal Suquía. No me apetece buscar ahora la serie de los años del taranconismo que fueron aquellos en los que Martín Velasco campó a sus anchas. Desde 1983 se sentía observado y en la cuerda floja.
Así que de mentiras, ni una. Lo único que hay de cierto en su comunicación es que no me gusta Martín Velasco. Ni él, ni su línea ni sus amigos. Pero como dice estoy en mi derecho de tener los gustos que me de la gana.