A los molestos con el Blog.

Mi querido amigo: Contesto a tu email porque, como dejas el Blog, no
ibas a leer mi respuesta. Respeto muchísimo tu decisión. Y que no
quieras perder tiempo en lo que te desagrada. Recibo muchos mensajes y
no puedo acordarme de todos pero creo haber leído, y seguramente
contestado, otros tuyos. Y si todos fueron tan correctos como éste te
agradezco mucho tu paso por el Blog.
Lo que yo pienso, y digo, tengo clarísimo que no tiene que compartirlo
todo el mundo. Yo lo hago desde una sentida eclesialidad. Por lo cual
es normalísimo que quienes son antiIglesia rechinen. El problema está
cuando los que rechinan también se sienten Iglesia.
Y aquí hay dos situaciones muy distintas. La primera es la de las
dintintas sensibilidades que naturalmente caben en la Iglesia. A eso no
tengo nada que decir. Caben muchísimas. Yo no voy a misas del Opus Dei
ni de Kikos. Me confieso con jesuitas o con curas del Opus Dei. Me
gusta la misa rociera y la cuidada liturgia de los benedictinos del
Valle, de Silos o de Fontgonvault. Rezo todos los días el Rosario pero
no tengo nada contra quien no lo reza. Y no lo critico. Soporto con
paciencia resignada homilías pesadísimas y no voy a protestar al cura
porque haya sido un pestiño. Comulgo en la boca pero muchas veces he
sido ministro extraordinario de la Eucaristía si en mi maravillosa
parroquia de Santa María de Canáa me lo requieren para no hacer
larguísima la comunión. Y eso que suelen repartirla además cuatro o
cinco sacerdotes.
Todo eso, y más, me parece aceptablísimo. Y los coros guitarreros de
jóvenes aunque la música esa, con contadas excepciones, no me gusta
nada. Ni los curas besucones. Por supuesto que castamente besucones. Ni
las monjas deshabitadas. Ni los curas vestidos de Play Boys o de
camioneros. Pero tampoco hago de ello cuestión capital. Puedo
manifestar que es lo que me gusta pero sin echar a nadie.
El problema está con esos que se dicen Iglesia, y hasta que la única
Iglesia es la suya, porque todo lo demás es corrupción capitalista o
traición a Jesucristo, que odian al Papa y a la jerarquía en comunión
con el Papa, se cargan el dogma y la moral de la Iglesia, tradiciones
venerables y no pierden ocasión para hacer públicas sus posiciones. A
esos yo les denuncio. Y con mi lenguaje. Que es lo de menos. ¿Digo
verdad o mentira? Si mentira, que se me demuestre. Y si digo verdad, lo
importante es la verdad. Y no que lo diga más o menos patosamente.
Pues, tú verás. Si te molesta mi lenguaje, sobre gustos no hay nada
escrito. Y seguramente puedes tener muchísima razón. Si lo que te
molesta es la Iglesia y lo que quieres es otra Iglesia, tú mismo. Haces
muy bien en irte porque conmigo sólo te vas a llevar berrinches. Que no
son buenos para la salud.
Y aprecio mucho tu decisión. Irte sin insultos a otras webs donde
estés más a gusto. Y donde no me vas a encontrar porque no tengo nada
de masoka ni de tocacataplines. No tengo tiempo que perder en cosas que
no me interesan nada ni en ir a molestar a personas que no piensan como
yo. Entre mis muchos defectos nunca ha estado el de ser un troll. Creo
que psíquicamente vivo muy estable y no quiero tener que acudir algún
día a un loquero.
Seguramente éste será mi post de mañana. Salvo que me surja algún tema
de más interés. Tampoco pienso nombrarte. Con lo que puedes prescindir
de visitar el Blog No tienes que arrepentirte de tu decisión tomada.
Pero si alguna vez cambias de opinión y vuelves, estoy a tu
disposición.
Con afecto.