Cuando el rioja se sube a la cabeza.

Entonces se ve doble. O no se ve ya nada. El juicio desaparece y se dicen tonterías. Y se canta el Omella obispo querido, Omella de mis amores.

Yo dije del obispo riojano que lo había hecho bien en Barbastro, que sus actuales diocesanos están contentos con él y que acaba de hacer unas declaraciones buenistas y bastante bobas. Pues todo debe ser cierto porque sus fans confirman que están contentos con él y ninguno ha demostrado que las palabras del obispo no son buenistas ni bobas. Es más no entran en sus manifestaciones seguramente porque también les parecen infumables. Pues no me quitan en nada la razón.

Además lo de estar encantados con alguien no adjudica virtud ni la quita. Sólo dice que hay alguien que está encantado. Todos los días vemos a personas encantadas con Zapatero o Rajoy. A mí me parecen dos desgracias nacionales. Hubo gente encantada con Franco, con Pinochet, con Bush, con Stalin, con Hitler, con Juan Pablo II. Personas a las que encanta Maradona, Chávez, Obama, Woody Allen, De Juana Chaos, Carod Rovira...

También hay gente que está encantada con monseñor Omella. Lo que puede ocurrir incluso sin abusar de los caldos de la tierra. Lo reconozco sin el menor problema. Pero que las declaraciones no había por donde alabarlas, que era a lo que yo me refería, parece que tras tanto ditirambo ha quedado como verdad inconcusa.
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