Protectora de las pateras Nawal, el ángel de los prófugos
(Paulinas).- Se llama Nawal, el ángel de los prófugos. Las páginas del libro narran no una historia novelada sino una historia verdadera: un acontecimiento de solidaridad que nace de una profunda compasión porque, en general, solo quien ha sufrido comprende a quien sufre y lo ayuda, así como quien es pobre tiene compasión de cualquier forma de pobreza.
Nawal es una chica normal que estudia y trabaja pero que, ante el drama de la inmigración, ha tomado una actitud solidaria y se ha lanzado a defender y ayudar a personas que son tratadas de forma inhumana antes de dejar su país, durante la travesía por mar y, algunas veces, también después de su llegada.
Y ha decidido hacerlo con sus propias capacidades, como una ciudadana que ha decidido estar de parte del ser humano. Le ha bastado dar el número del móvil a alguien para iniciar una historia fecunda de rescate, de salvación.
En estas páginas se nos narra la experiencia apasionante de esta joven mujer de origen marroquí, que vive en Catania desde hace más de veinte años. Se ha integrado plenamente en Sicilia, pero desde hace algunos años ha decidido comprometerse en una obra extraordinaria de ayuda a los prófugos, que tienen su número de teléfono y que le lanzan SOS, cuando por diversos motivos se encuentran en dificultad. Nawal pide que le den las coordenadas y las comunica a la Guardia Costera que hace todo lo demás.
En el tiempo de la indiferencia la historia de Nawal nos interpela e impresiona, lo mismo que impresiona la «normalidad» con que lleva adelante su acción de voluntariado. Ella no espera ninguna remuneración por su compromiso. Quien, en medio de la noche, lanza un SOS porque el motor se ha averiado o porque el contrabandista ha escapado, es considerado por Nawal como el padre o la madre o el hermano: es para ella parte de su historia y de su misma vida.